No, no lo voy a hacer. No voy a hablar de elecciones. Palabrita de niño Jesús. Perdonen que me desmarque de todo lo que han leído en páginas anteriores. Disculpen que además lo haga cuando quizás esperasen que este espacio reservado a periodistas junto al Teléfono del lector y los cumpleaños y justo debajo de La retina de la memoria y La guindilla contuviese un sesuso análisis de los resultados electorales de la pasada noche.
¿Que por qué me resisto? Pues porque independientemente de lo que han arrojado las urnas tanto usted como yo estamos igual que ayer y, si Dios quiere, similar a cómo estaremos mañana. Háganlo extensible a su vecino del quinto. El que estaba en el paro sigue sin encontrar empleo, el que su puesto de trabajo pende de un hilo sabe que el tijeretazo puede llegar en cualquier momento, el que tenía problemas para llegar a fin de mes sigue temiendo que ya estamos a día 21, el que no puede hacer frente a la hipoteca sabe que un mes más tampoco podrá hacerlo, al que le ha sido denegado un crédito continúa teniendo asumido que las entidades bancarias volverán a darle con la puerta en las narices, el que tiene la nevera vacía sabe que, si puede, no le queda más remedio que ir al supermercado.
La vida sigue y trasciende al 20N como ya lo hizo al 22M. No es nada nuevo, así que a nadie le pilla por sorpresa… o no debería pillarle porque la situación se repite cada cuatro años. Lo dicho, no lo voy a hacer… no al menos hoy. Ni mañana. ¿Pasado? Creo que tampoco. No lo haré tras dos semanas inmersos como hemos estado en campaña electoral, la campaña de las suposiciones… ¿y acaso no entra dentro de las suposiciones el que todo vaya a seguir igual que antes?
P.D.
Columna publicada hoy en Diario LA RIOJA por el autor de Nanay de Logroño en su quincenal ‘Diario de un Hombre Loco’…