“Una infraestructura que es el ejemplo más claro de cómo construir un casa por el tejado; era la última necesaria y la primera (y única) en construirse en La Rioja”. Así se refería ayer mismo el diputado regional del PR, Rubén Gil Trincado, al aeropuerto de Logroño-Agoncillo en una tribuna de opinión en Diario LA RIOJA, donde pese a todo concluía con el mensaje optimista de que “estando acabado y pagado; son millones de euros a los que sacar rendimiento, con ideas, trabajo y la colaboración de la sociedad riojana».
Acabado y pagado, sí, pero… ¿y qué pasa con lo que nos cuesta el mantenimiento vía AENA? ¿y con las subvenciones/contratos publicitarios con los que el Gobierno de La Rioja financia en la práctica el mantenimiento de los vuelos de la única compañía aérea que opera desde o hasta Agoncillo?
Y es que lo del aeropuerto riojano, si no fuese porque acumula pérdidas cercanas a los 70 millones de euros desde su entrada en servicio según informaba José Luis Prusén el pasado domingo en su carta del director semanal, sería de película… (de drama con toques de comedia, de desastres/tragedia, o directamente para partirse de risa): La Terminal (por su estado actual), Aeropuerto 79 (por los 31 empleados para 49 pasajeros diarios), Aterriza como puedas (sobre todo una vez que no queden aviones y cuando, con el que hay a día de hoy, se dan condiciones meteorológicas adversas o retrasos motivados por cualquier circunstancia)…
Entiendo (como no podría ser de otra manera) que cada comunidad, cada provincia e incluso cada capital quiera sus centros de salud, sus colegios, su hospital y su universidad… pero, ¡su aeropuerto! Máxime cuando en lugares como La Rioja seguimos sin autovías, con peajes, y con un AVE que ni está ni se le espera (al menos a corto/medio plazo). Planes de infraestructuras locales, provinciales, regionales y nacionales se han venido solapando en el tiempo cuando no pisando (y sobre todo incumpliendo) y ahora nos vemos como nos vemos: con unas comunicaciones claramente deficitarias justo cuando las arcas públicas están como están y sin señales de mejora.
¿Por qué mantener el aeropuerto sí o sí cuando tenemos otros que funcionan a pocos kilómetros? Hay quien estos días se hace esa pregunta y hablan de planificación… ¿No es ya demasiado tarde? Igual que se admiten todas las preguntas, también se admiten (o deberían) todas las respuestas.