No hemos aprendido nada. Cuando la crisis de la que tratamos de salir debería servirnos para aprender de los errores y enderezar el rumbo hacia un nuevo modelo político, económico y social, algunos han preferido saltarse la lección. Grave especialmente cuando quienes no prestan atención son de quienes precisamente dependemos, es decir, de quienes nos gobiernan.
Solo así se entiende que la Administración regional siga adelante con los trámites administrativos de la denominada Ecociudad -aunque ya se ha dicho que tiene de ‘eco’ lo mismo que tenían de ‘bio’ los yogures de José Coronado-, desafiando no solo la crisis sino una corriente de opinión crítica con un proyecto que ha sido tachado de todo: de disparate, de barbaridad, de pelotazo…
La idea no parece convencer a nadie salvo al Gobierno de La Rioja y a sus principales promotores, LMB y Progea; e incluso está por ver si convence o no a las entidades de crédito a cuyas puertas llamarán ambas en busca de una financiación que, pasa el tiempo y, que no nos engañen… no llega. ¡Cómo va a llegar! Especialmente reveladoras fueron las palabras del consejero Burgos: «Ellos deciden cuándo comenzar las obras si encuentran la financiación necesaria».
2.982 viviendas más cuando se estima que en Logroño hay censadas 16.000 viviendas vacías siendo hasta 3.000 el stock de nueva construcción sin posibilidades de venta. Casi 3.000 viviendas más cuando céntricos solares como Maristas y el futuro PERI Ferrocarril aún buscan comprador. Sostenible no parece pese a ir acompañado de la etiqueta ‘bio’. ¿Ecoqué…?, habría que preguntarse. Definitivamente, no hemos aprendido nada. Algunos no han querido.