679.000 euros en el 2011, 647.000 euros en el 2010, y 351.000 euros en el 2009, aunque por solo cinco meses. Un creciente canon municipal resultante de restar a la recaudación ‘vía parquímetro’ el coste total del servicio que presta EYSSA, la actual concesionaria de la ORA en la ciudad de Logroño.

Un excedente, en otras palabras, de un negocio al aza (el aumento de plazas se va incrementando progresivamente) que durante años fue patrimonio exclusivo de la adjudicataria. Dicho de otra manera, sin darle más vueltas y para que nos entendamos: el Ayuntamiento de Logroño no veía un duro (ni un euro a partir del 2002) independientemente de lo que se recaudase.

No fue hasta el 2009 cuando alguien se decidió a poner orden (entiéndase por poner orden a estrechar la manga ancha que hasta entonces se le había dado a la concesionaria) a fin de poner coto a tan pingües beneficios (entiéndase por poner coto a hacer partícipe de los mismos a las arcas municipales, claro).

El anterior equipo de Gobierno de PSOE y PR adjudicaba a EYSSA la ORA por un plazo de 8 años, con posibilidad de dos prórrogas de dos años cada una, relevando a Usaya, gestora del servicio desde su implantación en la ciudad hacía casi veinte años. Hay quien resume la historia del considerado negocio de la zona azul logroñesa en lo que haya podido dejar de ingresar el Ayuntamiento en esas dos décadas. Yo, de momento, me quedo con la siguiente pregunta: ¿Por qué la Administración local tardó tanto en participar del mismo sabiendo que lo era?