Con los ecos de la protesta contra la reforma laboral del Gobierno de Rajoy todavía calientes y aún empachados tras las cargas policiales contra los estudiantes del IES Luis Vives en la capital del Turia, la salida de la cocina de otra supuesta trama de corrupción que habría saqueado cerca de 9 millones de euros de las subvenciones a la cooperación internacional de la Generalitat Valenciana no era más que un aperitivo en el indigesto menú que nos hemos visto obligados a deglutir en la última semana.
Comprobar una vez sentados a la mesa que, tras los entremeses de las increíbles facturas de los planes de cooperación valencianos, nos traían un ‘primero’ con la desfachatez de la exdirectora de la CAM, la misma que aún llevando a la Caja de Ahorros del Mediterráneo a la ruina y poniéndose una pensión vitalicia de 370.000 euros exige ahora al juez una indemnización de 10 millones por despido improcedente, seguro que hizo a más de uno recurrir al Almax (léase protector gástrico)…
Y digo a más de uno, porque no menos de dos ya estábamos avisados de que el ‘segundo’ y solo el segundo se bastaba y más que sobraba para que hasta los estómagos más fuertes abdicasen pidiendo clemencia a tan despiadado chef. Lo de Urdangarin, un plato extraído de la más exigente de las cartas por su condición de yerno del Rey para unos o el más repetitivo de los ‘chorizos’ pese a lo gastronómico de su envoltorio para otros, ha sido directamente para salir corriendo al baño. Dicen que las penas con pan son menos penas, aunque viendo lo poco saludable de este restaurante llamado España, al menos esta semana que hoy comienza, no faltará quien por su parte renuncie al postre.
P.D.
Versión del aplaudido anuncio navideño de Campofrío, pero con otro tipo de chorizos… ¡como poco mucho más indigestos!