La negativa del presidente del Pleno del Ayuntamiento de Logroño a que un ciudadano grabase el pasado pleno municipal, llegando incluso a ordenar la intervención de la Policía Local para que se procediese a su expulsión, quizás llevase a más de uno a preguntarse sobre la posibilidad o no de filmar lo que a esa hora sucedía en el salón plenario de la capital de La Rioja, si bien otros lo tenían bastante más claro.
Sí se podía; quien ‘smartphone’ en mano lo estaba haciendo lo sabía, pero no el popular Rodolfo Rubio (o no quiso enterarse pues al parecer sí que estaba avisado de que alguien se había interesado por tal circunstancia y había advertido previamente de que lo haría con el reglamento en la otra).
No solo es que el reglamento municipal no lo prohibiese expresamente, sino que ya se habían dado casos con jurisprudencia que lo avalaba, es decir, sentencias judiciales que lo permitían independientemente de hacerlo en representación de un medio de comunicación o no. Para más inri, durante las semanas anteriores la prensa nacional había estado salpicada de noticias aquí y allá con el titular tipo de ‘el Ayuntamiento de tal impide a miembros del 15M grabar el pleno de cual’…
Hoy, una semana después, el secretario general del Pleno, a petición del Grupo Municipal Socialista, ha elaborado un informe en el que lo deja claro: las sesiones plenarias son públicas y cualquiera puede grabarlas siempre y cuando, según dice, el referido derecho “en su ejercicio ilimitado no llegue a colisionar con los derechos de otros ciudadanos asistentes que se hacen acreedores del respeto a su imagen o a presenciar la sesión sin que la conducta de otras personas les impidan la pacífica asistencia a la misma”.
Razones objetivas, sin lugar a dudas, que quedarían en entredicho una vez presenciado cómo durante el pasado pleno, y una vez finalizado el incidente de la cámara, afines a PP y PSOE protagonizaban en medio de las intervenciones de los concejales de uno y otro grupo interrupciones cada dos por tres, voces, gritos, abucheos, reacciones salidas de tono en general e incluso insultos. Eso sí, al parecer, y al menos para el presidente del Pleno contra el que se ha anunciado una demanda por prevaricación que quizás se quede en amago tras la resolución de hoy, los que molestaron y de paso lesionaron los derechos de la mayoría fueron apenas un par de jóvenes que móvil en mano y reglamento en la otra acudieron a grabar la sesión sin levantar la voz.