Hidrográfica, se entiende. Y lo digo tras años preguntándome cómo puede ser que tras períodos lluviosos de esos que obligan a desembalsar agua a ‘compuertas’ llegan otros en los que planea la negra sombra de las restricciones debidas a la sequía. Hablo siendo como soy de una zona con los pantanos de mayor capacidad no solo de España sino de Europa, justo la misma en la que durante mis años mozos y en verano nos daban el agua cada tres días…
¿Paradojas? Quizás, tal vez, quien sabe… pero no va por ahí mi pregunta. ¿Para qué sirve una Confederación? Me refiero en este caso a la Hidrográfica del Ebro, la CHE, esa que a día de hoy permite que desde la localidad de Oyón se sigan vertiendo aguas residuales sin depurar directamente al río a su paso por Logroño. Un río de mierda, hablando mal y pronto y con perdón, que llega al paraje del Pozo Cubillas transcurriendo con un olor insoportable por la tapia del cementerio.
Que sea el único punto en todo el término municipal de la capital de La Rioja donde se sigan vertiendo aguas residuales sin depurar al Ebro ya es de por sí grave. Pero aún lo es más que dicha CHE no tome medidas. ¿Qué ya se les ha sancionado? Sí, con 6.000 euros por una infracción leve. ¿Leve? Al menos así lo consideran las autoridades competentes. ¿Y no puede hacer nada el Ayuntamiento de Logroño? Pues debe ser que no, pero repito, para qué sirve un Ayuntamiento no es la pregunta.