Primero fue el reloj, después la esquina, y ahora el edificio entero. No nos engañemos: la declaración de ruina económica de Bretón de los Herreros 2, tal y como sucedió con los vecinos Gabrieles, no deja ser una sentencia de muerte… vale que a medio plazo, según nos dicen, pero muerte al fin y al cabo. La que posibilitará a los propietarios que tarde o temprano echen abajo el histórico edificio, dejándole reducido a recuerdos y a alguna que otra fotografía tal y como sucedió con el reloj.
Quienes me siguen habitualmente en Diario LA RIOJA y larioja.com sabrán que llevo unos días a vueltas con el popularmente conocido como reloj de Bergerón… Sin embargo, por mucho que quiera dar cuerda a la historia, una semana después estoy como al principio: compuesto, sin reloj y mucho me temo que incluso sin edificio.
Lo de la ruina económica, al menos para un servidor, habría que hacérselo mirar: que el coste de la rehabilitación supere el 50% del valor del edificio es relativamente fácil en casos como el que nos ocupa, en todos los casos del Casco Antiguo me atrevería a decir. No deja de ser cuestión de tiempo que tal porcentaje se incremente. Un poco de paciencia, un mucho de falta de mantenimiento y un proceso judicial que lo autorice… y de ahí al derribo solo un paso. Uno más. Y ni rastro de lo que fue ni de lo que pudo haber sido.
Lo del reloj es otra cosa: ese tipo de elementos que ‘hacen’ ciudad y la diferencian del resto de ciudades; quizás no muy valiosos, solo tal vez, pero que cuando desaparecen lo hacen para siempre y con ellas se va algo más que un reloj. Sin embargo, en Logroño, por muchas horas que se marquen parece que seguimos sin aprender… parece que no nos vale ni con la valiosa lección del tiempo.
P.D.
Foto de la esquina entre Bretón de los Herreros y Sagasta a principios del siglo XX (Archivo Municipal de Logroño)…