Ahora que desde mi ventana veo como día a día la tierra comienza a llenar la cubierta de la estación de tren y los lucernarios que se extienden por la otrora barrera ferroviaria a fin de asentar las capas de sustrato donde crecerán los setos y las gramíneas que darán lugar al futuro parque elevado y ajardinamiento de la zona, no es mal momento para hacernos eco de una actuación urbana de las de aúpa remitida por un amigo de este blog y que, acometida hace ahora tres años en Nueva York, sirvió para convertir una vía férrea elevada en desuso en toda un área verde de ocio y esparcimiento en plena ciudad de los rascacielos.
Que los jardines en las azoteas son posibles parece claro viendo como se ve (pincha aquí para ver el High Line) la manera en que los neoyorkinos recuperaron el abandonado espacio… La idea, pese a no ser nueva, funciona… y visto lo visto es referencia para otras intervenciones arquitectónicas. Una línea férrea sin circulación, una pasarela elevada donde la flora silvestre fue colonizando espacios hasta que a alguien se le ocurrió la idea de salvarlo todo de la pala de las excavadoras y los martillos neumáticos. Un parque elevado que mantiene incluso los raíles recordándonos que en Logroño, y salvando las distancias con Nueva York, caminaremos por uno de esos (al menos eso nos dicen) si bien las vías irán por debajo y estarán en uso (con pocos trenes pero en uso)…