Cuentan con ordenanzas especiales, el Plan General Municipal (PGM) les protege, pero, entre tanto texto legal, finalmente dependen de la sensibilidad de los técnicos y, en última instancia, de la voluntad de los políticos. Los edificios y construcciones de valor arquitectónico e histórico de Logroño se califican según su grado de interés en unas normas urbanísticas -del I al IV, con un V para edificios sin valor o interés especial situados en el Centro Histórico- tendentes a su conservación, consolidación, eliminación de añadidos y modificaciones inadecuadas y acondicionamiento para su correcta utilización. Sin embargo, en la práctica esto no siempre es así.
La capital de La Rioja cuenta con no pocos ejemplos en que los niveles de protección han caído víctimas de palas excavadoras y martillos neumáticos… y aquí no ha pasado nada. Casos como la negativa del Ayuntamiento al proyecto de hotel de lujo en el edificio de Correos de la plaza San Agustín -con grado de protección III y situado en un entorno dominado por el Palacio de Espartero y su grado I- han devuelto el debate a la calle; si bien, en este caso, no ha habido nada que lamentar. Correos, catalogado como uno de esos ‘edificios en cualquier localización con constantes tipológicas o elementos arquitectónicos interesantes’ no se toca…, al menos de momento. La pregunta, pese a todo, está ahí fuera: ¿Está lo suficientemente protegido nuestro patrimonio?