¿Puede todo un secretario general de pleno entender improcedente la intervención de un colectivo inscrito en el registro municipal tal y como marca el reglamento correspondiente basándose en un artículo del mismo ya derogado? Me fui de vacaciones sin decir adiós pero no me resisto a decir hola a mi vuelta, y además lo hago perplejo precisamente por cómo parece funcionar este nuestro Ayuntamiento.
Madre de Dios ha denunciado que el equipo de Gobierno del PP utilizó un texto del 2003, modificado en el 2007, para negar la palabra a la citada asociación de vecinos en la última sesión plenaria. Y lo más grave es que la decisión municipal tiene como ‘base’ un informe del secretario general del Pleno en el que el supuestamente encargado de prestar asesoramiento legal a la Corporación se hace eco del Reglamento Orgánico de Participación Ciudadana en su versión anterior a la actual, modificada hace ahora cinco años y mediante la cual se regían hasta la pasada semana las intervenciones de colectivos inscritos en el Registro Municipal de Entidades Ciudadanas.
El error de aplicación, ‘descubierto’ por la propia asociación de vecinos y que también pasó desapercibido para la oposición del PSOE (quien se opuso a la no intervención, si bien aludiendo a criterios democráticos pero no legales), estaría concretamente en el artículo 16: que si bien en el 2003 establecía que todo colectivo inscrito en el Registro Municipal de Entidades Ciudadanas y declarado de utilidad pública municipal que desease efectuar una exposición ante el Pleno del Ayuntamiento en relación con algún punto del orden del día debía “haber intervenido inexcusablemente como interesado en su previa tramitación administrativa”, tras la modificación del 2007 suprimía tal condición, es decir, la exigencia de intervención como interesado en la tramitación administrativa de tal asunto.
Dicho de otro modo, desde hace cinco años basta con que tal ‘colectivo inscrito en el tal y tal y declarado de cual y cual’ acredite su “interés legítimo” sobre el punto a debate y, valga la redundancia, punto… Sin embargo, y he aquí la sorpresa y sin querer llegar a ser malpensado en mi primer día de trabajo del nuevo curso político, nadie parece estar al corriente del cambio de reglamento. Piensa mal y acertarás, me dice siempre mi madre… ¿Tú también, mamá? ¡Madre de Dios!