Si hay algo tanto o más difícil que cuantificar la asistencia de público a tal acto o cual convocatoria en espacios abiertos eso sería cuantificar qué parte de ese público, por ejemplo, aplaude, silba o se queda de brazos cruzados… indiferente. A uno, que de momento solo tiene dos ojos y dos orejas y aún no ha resultado agraciado con el don de la ubicuidad, no le queda otra que ver y escuchar desde un determinado punto o, en el mejor de los casos, moverse de aquí para allá siempre y cuando le sea posible y las condiciones se lo permitan para no perder detalle (o captar el máximo posible).
Tanto en el disparo del cohete como en la quema de la cuba (acto inaugural y de clausura de los pasados ‘sanmateos’) hubo pitos, abucheos y gritos de ¡fuera, fuera, fuera! contra la alcaldesa de Logroño, pero igual que no sabría calcular la asistencia de público a ninguno de los dos actos, tampoco sabría qué parte de los asistentes pitaron, abuchearon o gritaron. Torpe que es uno… Puede que desde uno de los balcones del Ayuntamiento los del primer día se quedasen en anécdota; sin embargo, los del último, desde el escenario habilitado para despedir al santo, incluso desde abajo (donde yo me encontraba), no pasaron desapercibidos para nadie.
Las pitadas, según me cuentan, también se dejaron sentir en la pelota, en las vaquillas e incluso a la llegada de Cuca Gamarra a otros actos del programa ‘mateo’… Dice el concejal de Festejos, Pedro Muro, sobre las pitadas a la regidora municipal, que “ni es la primera vez que pitan a un alcalde” y que incluso “en un momento dado los pitos son tradición”. Parte de la fiesta, para que nos entendamos. ¿Es esa la interpretación? Al parecer la suya sí, pero lo cierto es que las muestras de oposición ciudadana a los inquilinos de la Casa Consistorial se han repetido durante todas las fiestas de la vendimia y el equipo de Gobierno tal vez debería sacar otras conclusiones. No creo que valga quedarse con que todo fue fruto de algo puntual como el encierro/protesta de la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública como se ha llegado a decir/oír.
Dice la oposición política que las fiestas de San Mateo han sido “degustaciones, fuegos y paseos por la calle”. Tampoco se olvidan del apartado musical, pues no solo ha habido pitos, sino que también ha habido dulzainas; si bien los primeros han sido logroñeses de principio a fin, y estas últimas, al parecer, han sido contratadas en la vecina Soria. Afortunadamente nadie, por el momento, ha tirado de un tópico tan recurrente para estos casos como es el del ‘perroflauta’… solo por el momento.