Hay ocasiones en las que el quién y el dónde son tanto o más importantes que el qué y el cómo… ya saben, noticias en las que desde el punto informativo la forma adquiere igual o mayor significado que el fondo. El proyecto de modificación de las ordenanzas fiscales reguladoras de los tributos municipales para el 2013 son un caso reciente, pero un ejemplo más.
Fue exactamente hace un año por estas fechas cuando la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, comparecía en el salón de retratos del Ayuntamiento de la capital de La Rioja para anunciar a bombo y platillo la ‘congelación’ de impuestos y tasas municipales (incluso la rebaja del IBI y el agua a las familias numerosas).
Una congelación que, ya de entrada y a las pocas semanas, no solo quedó en un ‘bluf’ sino que, tras el real decreto de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público que en ciudades como la nuestra supuso una subida del 10% en el recibo de la contribución, a quienes dejó congelados fue a los contribuyentes…
Ayer, exactamente un año después, era la concejala de Hacienda y Administración Pública, Mar San Martín, quien daba la cara en la sala de prensa del Ayuntamiento para, sin bombo y platillo, dar cuenta de una ‘actualización’ «con el IPC de referencia del mes de septiembre» que supondrá un incremento, según sus datos, del 2,5% en el recibo medio de una familia con vivienda y coche propio… 13 euros más al año.
Bajo el eufemístico titular de ‘el Ayuntamiento congela sus impuestos y precios públicos, actualiza el IBI y las tasas municipales al IPC’ se escondía una subida en la contribución del 2,9% y de hasta el 3,4% en el agua, las basuras y el alcantarillado… es decir, todos y cada uno de los recibos -los más comunes, para que nos entendamos- a los que deben hacer frente las familias medias logroñesas menos el de vehículos, que sí que se mantiene igual.
¿Casual o premeditado?, cabe preguntarse…