«Aquí estás, querida mía», espeta plantando todo el ancho de su palma en una de las rodillas modeladas de la figura de una mujer que sostiene a un niño en brazos mientras su esposo, de pie y con el torso desnudo, la rodea con el brazo apoyando cariñosamente la mano en su hombro mientras con la otra sostiene un martillo… al fondo, unas chimeneas industriales echan humo. El reencuentro del viejo Reyes con el primer Félix tiene lugar 45 años después fruto de la preocupación de un vecino de Cascajos por la incierta suerte de lo que tras años de idas y venidas delante de la fachada del número 6 de la calle Piqueras ha llegado a considerar una obra de arte en peligro.
Heliodoro Pérez, burgalés de 52 años y residente en la calle Francisco de Quevedo de Logroño, alertó a Diario LARIOJA de la presencia de un relieve escultórico colgado de una fábrica abandonada condenada a desaparecer. La pista, la firma de Reyes y Gallego en una rueda dentada, bastó para conducir a este periódico hasta el reconocido escultor canario-riojano, quien ayer mismo bajaba desde Santa Lucía de Ocón a la capital para ‘redescubrir’ bajo otra mirada una alegoría a la familia y al trabajo en plena industrialización armada con cemento blanco y polvo de mármol en el 1967 junto a su entonces socio y compañero en la Escuela de Artes Vicente Gallego.
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