Se hicieron, estuvieron ahí y, si ahora no están, necesariamente tuvieron que llevárselas. Lo que en principio quedó probado mediante sentencia en septiembre del 2011 después de casi nueve meses de declaraciones interesadas, medias verdades e incluso intentos de confundir a la otra parte cuando lo único claro era que el Ayuntamiento había pagado por algo de lo que no podía hacer uso, hoy lo corroboran una serie de imágenes que acreditan la existencia del conjunto escultórico. Se hicieron, hubo quien las vio y hasta las fotografió y, de la misma manera, es decir, cual estrella fugaz, desaparecieron.
Quién, cómo y por qué las hizo desaparecer eran y son, por tanto, las únicas preguntas obligadas si de verdad se está interesado en atar cabos y resolver el rompecabezas. De momento, y a la espera de saber en qué termina la nueva vía judicial que se abre con las diligencias preliminares solicitadas por el PR+ y admitidas por los tribunales, sigue pareciendo poco probable que a estas alturas las denominadas ‘estaciones de la vid’ aparezcan…, aunque con un caso tan extraño por rocambolesco cualquiera se atreve a aventurar nada.
Si hasta ayer mismo podían considerarse afortunados los funcionarios municipales y empleados y exempleados de Jazz Group que en su declaración daban prueba de que pudieron llegar a contemplarlas, hoy lo somos todos…, al menos sobre el papel. Los regionalistas consideran que es Nova Idea y sólo Nova Idea quien tiene las claves… Unas claves que de momento permanecen tan desaparecidas como las piezas de acero corten (o más ‘perdidas’ que los 69.020 euros pagados por ellas). Y eso que las mismas precisamente no pasan desapercibidas. Vamos, que una vez vistas es evidente que no caben en un bolsillo. Quién, cómo y, ya puestos, por qué…