La construcción de dos glorietas a ambos lados de la circunvalación en la confluencia de la calle Gustavo Adolfo Bécquer con la avenida Lope de Vega amenaza con dejar daños colaterales. El proyecto, cuya licitación municipal está prevista durante el presente trimestre, se encuentra en la fase de expropiación de terrenos afectados y, pese a la confianza del Ayuntamiento de Logroño en llegar a un «acuerdo amistoso» con los propietarios, la Administración local sabe desde hace semanas que no será posible. La familia Echavarría Macua, que dispone de la mayor de las diez fincas afectadas, ya ha mostrado su desacuerdo tanto a la Administración local como a la regional al considerarse víctimas de un proyecto «político» y no «de interés general».
Alfonso Echavarría, portavoz de la misma, sostiene que una de las rotondas, la de mayores dimensiones más concretamente, se va a realizar en una vía de servicio de la LO-20 «donde no existe en estos momentos carretera alguna ni cruce que tenga que soportar un tráfico necesario para ello». Es lo que, ante su creciente malestar, han venido a denominar «rotonda a ninguna parte» o «antes de hacer la carretera hago una rotonda».
La finca de recreo, todo un ‘botánico’ junto a la vía de servicio, se ubica en el 34 de Lope de Vega. / Díaz Uriel
Una especie de ‘chicane’, según sus palabras, que, si en un futuro conectaría con los denominados distribuidores sur, de momento se verá traducido en la desaparición de una finca de recreo que ya ha sufrido hasta cuatro expropiaciones anteriores -polígono de Cascajos, ampliación del mismo, circunvalación y vía de servicio- y, con ella, de un auténtico jardín ‘botánico’ justo al lado de la ciudad.
Se la da la circunstancia de que la parcela, en el actual 34 de la calle Lope de Vega, esconde varios tesoros vegetales, entre ellos el que probablemente sea el único ejemplar de macasar japonés en La Rioja, traído a Logroño del parque de María Luisa de Sevilla tras la Exposición Iberoamericana del 1929 por uno de los miembros de entonces de la familia Echavarría. Con una altura de 3,5 metros y una anchura de 3 metros, se caracteriza por florecer en Navidad, «cuando ha desprendido la hoja y quedan sus flores de un olor perfumado intenso». Sin embargo, mientras el macasar es muy valorado en ciudades como Granada, elegido incluso planta del pasado mes de enero en la Alhambra, en Logroño no sólo pasa desapercibido, sino que parece condenado a su extinción. Así lo refiere el propio Alfonso, quien entiende que, conocido por las administraciones, «parece darles igual y quieren arramplar con todo».
Sólo así se explican la poca sensibilidad no sólo hacia el macasar en cuestión, sino hacia otras especies, -«todas ellas de más de 35 años y algunas que incluso echaban raíces en los antiguos chalés de Vara de Rey»-. Junto al arbusto oriundo de Japón y China -también denominado calicanto-, crece un frondoso arbolado de álamos, tilos, magnolios gigantes, un granado de más de 70 años… por no hablar de los arbustos, las ‘trepadoras’ y los rosales.
La propiedad, que ya ha avisado de sus intenciones de acudir al contencioso-administrativo, deja claro que han sufrido hasta cuatro expropiaciones sin poner problemas, pero que la quinta «nos perjudica gravemente sin necesidad ni justificación». El Ayuntamiento considera que la obra es clave de cara al proyecto del nudo Vara de Rey-Duques de Nájera-Miguel Delibes a fin de agilizar los tráficos.