Como quizás ya sepáis, el joven de Mali que sin saber cómo ni por qué estuvo más de un mes durmiendo en un banco de la plaza de Amós Salvador recibía el alta después de permanecer hospitalizado en el San Pedro otros tantos días tras la intervención de la Fiscalía Superior de La Rioja a solicitud del Ayuntamiento de Logroño. Recuerdo que, cuando el periódico dio la voz de alarma sobre la situación del temporero a finales del pasado noviembre, alguien me dijo: sólo es cuestión de voluntad, así que tú insiste. Y desde entonces no paré de llamar tanto a la concejala, primero, como al fiscal, después… Tocaba seguir pendientes, en cualquier caso. ¿Para qué sirve el periodismo?, nos solemos preguntar con frecuencia. “Pues igual para cosas como ésta”, me quiero responder yo…
“‘Sólo’ han tardado un mes o así, pero finalmente se ha encontrado el camino para poner bajo techo al maliense que hace algunas semanas se ‘hizo fuerte’ en un banco de la plaza Amós Salvador de Logroño. Con un otoño invernal, de nieblas y bajo cero era una cuestión de supervivencia. Seguramente no es lo que él quería, pero cuando la razón individual se ofusca hasta el punto de poner en peligro la subsistencia misma de la persona, lo público está obligado a intervenir. Ahora bien, este punto y seguido a una historia que nos ha conmovido no debe servir para aliviar nuestras conciencias sino para invitarnos a reflexionar sobre las razones que han llevado a este maliense, del que desconocemos hasta su nombre, a poner su propia vida al límite. Debe ser, cuando menos, una llamada de atención grave, muy grave“, escribía tras su ingreso en el hospital mi compañero José Antonio del Río, jefe de Opinión y Suplementos de Diario LA RIOJA.
Nadie acertaba a entender las razones por las que rechazaba las numerosas manos que se le tendían, pero quien tras semanas sabía de su presencia -día y noche prácticamente sin moverse del mismo sitio- no dudó en activar la luz de emergencia con la caída de las temperaturas. Diario LA RIOJA se hacía eco de la situación del joven de Mali (abajo se puede ver el seguimiento informativo del caso a excepción de las portadas y los artículos de opinión que desencadenó) según fueron llegando las llamadas de vecinos… ¡incluso de algún que otro policía a modo particular! Y es que ni los Servicios Sociales propiamente dichos ni las organizaciones no gubernamentales ni las entidades asistenciales o caritativas que se involucraron en la resolución del problema conseguían que el temporero, abandonase por voluntad propia la plaza de Amós Salvador.
El caso removía conciencias a medida que su protagonista se cerraba más y más sin que nadie acertase a dar con la clave. ‘Voluntariamente’ estaba ahí, y de la misma manera rechazaba dinero y hasta comida. Tampoco la Asociación de Mali, que finalmente ha jugado un papel fundamental, consiguió que entrase en razón. «Ni él mismo sabe decir qué se le pasó por la cabeza, pero está claro que su cabeza estaba fuera de camino… él solo quería volver a Mali. Le puede pasar a cualquiera que lleva mucho tiempo sin ver a su familia», explica Mamou Makassouba, su presidente. De hecho, fue él quien les localizó a través del móvil del propio Issoufou, que así se llama el joven (¡tiene solo 21 años!)… «Solo entonces respondió», concluye.
P.D.
Issoufou ya está en Lérida, sí, de donde vino a La Rioja durante la pasada vendimia, pero no olvidemos que ahí fuera hay decenas, centenares e incluso miles de ‘issoufous’… ni siquiera él mismo está a salvo. Ni tú ni yo ni nadie.