Más de medio siglo la contempla, pero lo cierto es que ya lleva varios años dejando ver sus heridas de guerra… ¿Las lógicas y normales en unas instalaciones que registran más de un millón de viajeros al año? Más, muchas más. Nadie en la ciudad de Logroño permanece ajeno al mal estado en el que se encuentra la estación de autobuses. De hecho, su deterioro no es nuevo. Sin embargo, la salud del complejo –sobre el vestíbulo, los bajos comerciales y la zona de andenes se levantan un buen número de viviendas con sus correspondientes portales en sus dos alas de las avenidas de España y Pío XII– se agrava con el paso del tiempo. «Nadie da explicaciones, nadie sabe nada», lamentan quejosos desde uno de los locales afectados.
Desconchones que llegan a cubrir fachadas, grietas por doquier, materiales que no aguantan en su posición inicial… los desprendimientos se suceden aquí y allá y ya ha habido más de un susto. La estación en cuestión muestra su peor cara en la avenida de España. Allí, desde hace meses, el zócalo o friso de losas se ha caído una y otra vez hasta que han decidido por acordonar varios metros… los cascotes aún presentes se entremezclan con los viandantes. «Los bomberos han venido en varias ocasiones, ¡pero mi piso está perfecto, eh!», precisa una vecina que entiende que el Ayuntamiento de Logroño no proceda a un arreglo en profundidad hasta que no esté construida la nueva estación de autobuses frente a la de trenes y quede despejado el complejo.
Si los exteriores llevan a pensar que más que una estación de autobuses en uso se trata de un bloque en desuso, los interiores no hacen cambiar precisamente de idea. Tanto si se accede por la puerta principal de Vara de Rey como por las traseras de Belchite el vestíbulo presenta notables humedades en el techo y unas columnas con boquetes del tamaño de una bola de cañón. «Desde luego no es la imagen que hay que dar al que llega», explican algunos de los viajeros, quienes parecen habituados a fuerza de costumbre.
P.D.
Extracto de la información publicada en Diario LA RIOJA y Kiosko y Más y galería fotográfica de Jonathan Herreros.