Noticias en su colocación, noticias en su retirada. Noticias casi siempre. Y de las que llaman la atención. Rótulos y letreros aparecen y desaparecen del paisaje urbano y algunos, por su ubicación, su uso, su carácter o su singularidad, se convierten en pequeños referentes, en visitas más o menos obligadas o en sentimentales símbolos de ciudad. Escaparates como el de ‘El Nuevo Mundo’, uno de los comercios tradicionales del Logroño en blanco y negro ubicado en la calle Portales que dio lugar a una moderna heladería; luminosos como el que coronaba el edificio Capitol, popularmente conocido como el del Banco Guipuzcoano, que ya no volverá a lucir en la horquilla entre Jorge Vigón y Villamediana; o carteles relativos a la extinta Caja Rioja bien en El Espolón, donde ahora puede leerse Bankia, o en la confluencia de Gran Vía con Murrieta, donde solo queda vacío. Difícil darse cuenta… o no. Complicado percibir la diferencia… o sí.
Retirada de los luminosos... iluminados. / Miguel Herreros
¿Basta con levantar la vista o hay que fijarse aún más y esperar a que el ojo detecte que la visión no es a la que estaba acostumbrado desde hace años? Algo así ha pasado estas pasadas semanas en las fachadas de la Jefatura de la Policía Local de Logroño. La comisaría de Ruavieja cambió sus discretos caracteres por un par de llamativos luminosos pero, en este caso, no hizo falta mirar ni dos veces. Un vistazo fue suficiente para saber que algo chirriaba y, tal y como sabíamos a los pocos días, es que no se ajustaban a las normas urbanísticas establecidas por el propio Ayuntamiento para el Casco Antiguo. Así que ni pequeño referente ni visita más o menos obligada ni sentimental símbolo ni nada que se le parezca. Orden de retirada a las 24 horas y, queremos suponer, que tirón de orejas al responsable en el mejor de los casos… porque en el peor quizás hayan sido hasta 2.900, uno por cada euro gastado.