La calle no se imagina, se camina… Así que, no hagan caso de lo que les digan unos y otros –ni siquiera yo mismo aquí y ahora–, y dense una vuelta por el Casco Antiguo para conocer su situación. Al menos así podrán hacerse una idea del estado de la zona. Sin intermediarios. Sin que nadie trate de imponerles su opinión. Sean ustedes mismos, con sus propios ojos, los autores de su veredicto. Que al final será suyo. Sólo suyo. Todo lo demás sobra. Incluso que yo les diga que estos mismos días, coincidiendo con el debate plenario sobre la necesidad o no de la elaboración de un plan de desarrollo integral del Casco Antiguo de la ciudad de Logroño, haya podido ver cómo uno de los pocos PERI que se han culminado en el céntrico adoquinado hace aguas y las filtraciones y humedades han aparecido prácticamente al día siguiente de que pisos y garajes fuesen ocupados.
«Conocemos de primera mano la decadencia que este barrio de Logroño, cuna de la ciudad, viene sufriendo desde hace años». Así se expresó Celia Serrano, miembro de la Federación de Asociaciones de Vecinos y vecina de la zona en cuestión, delante de los concejales de PP y PSOE. Así se expresó antes de que la sesión extraordinaria hiciese honor a su carácter pues el espectáculo brindado estuvo a la altura de unas fotos que un compañero de Diario LA RIOJA me pasaba sobre las calles del Casco –«un bar de copas multibarra», en palabras de Serrano– en las que la suciedad de la noche de fiesta del jueves aún se veía por aquí y por allá al viernes siguiente. Nada nuevo… Un único vecino lo vio todo. Háganme caso y dense una vuelta. Vean solares. Vean vecinos. Lo hecho. Lo que queda por hacer. Todo lo demás, incluso la lectura de este artículo, son ganas de calentarle los cascos… o de calentárselos. El Casco Antiguo es el que es y está donde está. Vayan. Vayan y, eso sí, hablamos…