En liquidación total por cese de negocio entre el 14 de febrero y el 31 de diciembre del pasado 2011, ‘El Nuevo Mundo’, la otrora tienda de moda de caballero ubicada en el número 61 de la calle Portales bajaba su persiana definitivamente y con ello desaparecía no solo una de las camiserías logroñesas de toda la vida sino su escaparate y, por tanto, su rotulación, la misma que junto a la de ‘Dulín’ o ‘El Plus Ultra’ hacían de su cartel y su tipografía un elemento singular del Casco Antiguo de la capital.
‘El Nuevo Mundo’ ha dado paso a ‘Smöoy’, una franquicia especializada en yogures helados artesanales, que ha abierto sus puertas en la comunidad reformando el antiguo local y modificando por completo la fachada bajo los soportales. Logroño carece en la actualidad de normativa alguna que obligue a la conservación o protección de elementos singulares tales como escaparates, dejando exclusivamente a la decisión del propietario la supervivencia de los mismos.
Así se lo confirmaron a Diario LA RIOJA tanto Domingo García-Pozuelo, exdecano del Colegio Oficial de Arquitectos, como José Miguel León, uno de sus colegiados. Si ya el primero incluyó junto a otros muchos el escaparate de ‘El Nuevo Mundo’ en su exposición fotográfica ‘Vitrineando’; el segundo se refirió al mismo dentro de la ‘Guía de Arquitectura de Logroño’ editada por el COAR, que alejada de un simple “vademécum” de edificios más o menos históricos se ocupa de esos otros “detalles” que también contribuyen a hacer ciudad.
“Lugares -en palabras del coautor de la guía junto a Aurora León- que por la intensidad de su uso, por su carácter tópico o típico, o por su singularidad, se han convertido en pequeños referentes, en visitas obligadas o en sentimentales iconos”. Y es ahí donde se encuadrarían escaparates como el de ‘El Nuevo Mundo’. Sin embargo, la falta de normativa municipal que regule o proteja este tipo de “pequeños referentes, visitas obligadas o sentimentales iconos” significa que en la práctica el futuro de escaparates representativos de diferentes tendencias artísticas y decorativas como serían el de la sombrerería ‘Dulín’ o la corsetería ‘La Villa de Madrid’ queden en manos de sus dueños o arrendatarios.
«Aspectos como este deberían estar protegidos específicamente desde hace tiempo», considera García-Pozuelo, quien sin embargo precisa que en el caso concreto de ‘El Nuevo Mundo’ no se trataba del escaparate original, que se remontaría a principios del siglo XX. Según ha podido saber el autor de este blog, el escaparate habría registrado varias modificaciones -siempre tratando de ser respetuosas con lo anterior-, no así el rótulo que se habría mantenido sobreviviendo al cambio de propietarios. Incluso hay quien apunta a que el mismo podría haber sido guardado… otra cosa es que ya no vuelva a lucir en la céntrica vía.