Si algo tiene de bueno cambiar de aires, amén de oxigenarse, es comprobar cómo la asfixia extraña responde prácticamente al desaliento propio. “El problema no es tanto de legislación, sino de actitud, y en ello la sociedad tiene gran parte de culpa”, recuerdo que me decía Domingo García-Pozuelo, exdecano del Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja, al preguntarle días antes de irme de vacaciones si estaba o no lo suficientemente protegido nuestro patrimonio.
El arquitecto, uno de los adalides del proteccionismo histórico-arquitectónico logroñés según he podido comprobar durante los más de cuatro años de residencia en la capital, me hacía ver que nuestra querida Logroño no es distinta de cualquier ciudad de España al respecto. Hoy, cuando apenas ha pasado un mes de aquello, debo reconocerle al amigo Domingo que razones no le faltaban para decir lo que dijo, y he aquí un hecho más que lo constata.
Gijón, uno de los espejos en el que nuestra capital se miraba con PSOE y PR y se sigue mirando con el PP, permitirá el derribo de hasta tres edificios catalogados en la misma y céntrica calle. ¿Les suena de algo? El Ayuntamiento lo hará desprotegiendo los hasta ahora históricos inmuebles y, como bien me dijo entonces García-Pozuelo, el problema una vez más no es tanto de legislación, sino de actitud, pues la ciudadanía en general no ha dicho ni mu…
Vamos, que no hay ciudad ni pueblo de España en el que los más altos niveles de protección no hayan caído víctimas de palas excavadoras y martillos neumáticos ante el silencio de sus vecinos. Ya saben, mal de muchos… desconsuelo de unos pocos.
P.D.
Sí, sí, lo se y lo digo… los que me siguen en Twitter (@javiercampos78) ya pudieron ver un adelanto de tal reflexión que decía: “No solo nuestro Logroño pasa ‘olímpicamente’ de su patrimonio, a Gijón según parece también le va eso de la piqueta…”