Los restos del considerado como mayor atentado patrimonial de la historia reciente de Logroño aún pueden verse 12 años después asomando debajo de una lona. Testigos mudos de la desvergüenza, los restos del antiguo torreón desmontado en el 2000 tras quedar al descubierto en el entorno del Puente de Piedra a raíz de los trabajos de construcción del paso subterráneo de San Gregorio siguen consumiéndose por el olvido en el Parque Municipal de Servicios. Y lo que les queda…
El cambio de Gobierno municipal tras las elecciones de mayo del 2011 dio al traste con la idea de reubicación retomada durante la pasada legislatura tras años de silencio. El Ayuntamiento de Logroño, entonces con PSOE y PR en la Alcaldía, encargaba en diciembre del 2009 a Pedro Álvarez Clavijo la asistencia técnica que sirviese para evaluar de una vez por todas el estado de los sillares rescatados en su día del cazo de las excavadoras y del estruendo de los martillos neumáticos y buscarles, siempre y cuando fuese posible, una nueva localización. Sin embargo, y tras la vuelta al poder del PP, del mismo nunca más se supo.
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