De colegio concertado en la tierra a residencial privado en el cielo y, tras casi seis años de pública espera en el purgatorio, yerma parcela otra vez en la tierra… y quién sabe si con las llamas del infierno como destino final.
Ni amplias viviendas con cotizados locales comerciales ni moderno parking subterráneo ni hotel de lujo ni ‘spa’… Casi 10 años después de su venta y seis desde su derribo, el solar que albergase el antiguo colegio San José no es más que eso, un solar. De casi 10.000 metros cuadrados y en pleno centro, sí, pero condenado por la crisis y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria a ‘no-se-sabe-qué’ (ni cuándo) en el que alguno corre el riesgo de arder, sino se ha quemado ya.
Maristas ya no es Maristas, ni tan siquiera Riourban, que junto a Promociones Vizcaínas compró el colegio a los Hermanos, ‘primos’ ellos, por 42 millones de euros. ‘la Caixa’ se ha visto obligada a asumir la parcela –el proyecto se quedó en derribo– ante la imposibilidad de sacarlo adelante y, por tanto, de hacer frente a las obligaciones de pago. De Maristas a Riourban, de Riourban a Caja de Burgos, de Caja de Burgos a Banca Cívica, y de Banca Cívica a ‘Servihabitat’, sociedad inmobiliaria de CaixaBank o su ‘banco malo’ ya que hablamos de cielo y de infierno.
2003, fecha en la que se cerró la operación, queda lejos, y aquel negocio redondo, ahora cuadrado, se ha ido cobrando sus primeras víctimas. Los 7.000 millones de las antiguas pesetas invertidos iban a multiplicarse a imagen y semejanza del milagro de los panes y los peces. Sin embargo, los genios del ladrillo no cayeron en la cuenta de que eran otros los que llevan creyendo y viviendo de los milagros desde hace más de 2.000 años.