«’Sile’, ‘sile’, ‘sile’… ‘¡nole!’». Hay un lugar en Logroño en el que cada fin de semana puede escucharse tan infantil soniquete sin necesidad de retroceder en el tiempo ni en el espacio. La plaza del Ayuntamiento de Logroño continúa cada domingo con la vieja tradición del intercambio de cromos y los bancos que se alinean al inicio del bulevar de avenida de la Paz se convierten en improvisado centro de operaciones de coleccionistas, la mayoría niños y niñas que, bajo la atenta mirada de sus mayores, se afanan por intentar completar su álbum.
«¿Tienes ‘repes’? Te los cambio», no tardan en soltar al periodista un grupito de adolescentes aferrados a sus respectivos ‘tacos’ atados y reatados con su correspondiente goma. Mohamed, quien parece el mayor de todos, explica cómo hace cinco meses se enteró de que cada domingo, a eso del mediodía, la ciudad que le acogió hace un lustro le ofrecía la posibilidad de intercambiar los cromos que tanto le gustaban. Recién terminada la colección de la presente liga de fútbol, ha sido el fenómeno de los ‘Invizimals’, la colección de cartas de uno de los juegos más vendidos de Play Station, la que le tiene atareado.
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