Nadie acierta a entender las razones por las que rechaza las numerosas manos que se le tienden, pero quien lleva semanas sabiendo de su presencia, día y noche prácticamente sin moverse del sitio, ha empezado a dar la voz de alarma con la caída de las temperaturas. Hasta Diario LA RIOJA, sin ir más lejos, llegó la llamada de una vecina preocupada por su suerte, incluso la propia Policía Local ponía en conocimiento de este periódico tan dramática situación.
Un joven de Mali, inmigrante llegado a Logroño durante la pasada vendimia, permanece en la capital de La Rioja y desde hace un mes ha convertido un banco de la plaza de Amós Salvador en su silla de día y su cama de noche… El caso es que a día de hoy, y con los termómetros desplomados, el malí duerme voluntariamente al raso con la única protección de una manta sin que los servicios sociales, que no descuidan el caso, encuentren solución a un problema que mantiene en vilo a quienes lo conocen.
Que nadie que quiera dormir bajo techo se vea obligado a hacerlo en la calle… eso sí, «respetando en todo momento la libertad individual», se informaba esta misma semana desde la Mesa de la Pobreza en la presentación de la campaña ‘ola de frío’ para evitar que las personas sin hogar pasen la noche a la intemperie. Y es que en este caso, es el propio joven quien se resiste a aceptar los recursos que le ofrecen, aunque en ocasiones sí que ha dormido en el albergue.
Educadores, trabajadores sociales y profesionales del centro municipal de acogida, proyecto Alasca y Policía Local identificaron en su día al joven y tratan por todos los medios de que atienda a razones y desista de una actitud que le lleva a rechazar alojamiento y a dormir en la calle sin buscar ni siquiera resguardo. Acepta algunas monedas a regañadientes, pero sí acude de vez en cuando a comer a la Cocina Económica.
Hay quien se teme lo peor, según han llegado a expresar, y tratan de convencerle… «Es una situación muy compleja, de la que los servicios sociales están al tanto pero, si él no quiere, resulta complicado», comenta una vecina que asegura ofrecerle ayuda insistentemente sin que él pronuncie palabra, tal y como le sucedió a este periodista.
P.D.
Extracto de la información publicada en Diario LA RIOJA y Kiosko y Más.