Angustia. Irritabilidad. Ansiedad. Insomnio. Trastornos alimenticios. Depresión. Alteraciones de la conducta. La tan traída y llevada crisis no sólo afecta al bolsillo ciudadano sino que también repercute negativamente en su salud. Y en las imprevisibles consecuencias derivadas de tales dolencias…
La memoria de la Policía Local de Logroño relativa al 2009 refleja el creciente deterioro de las relaciones vecinales y de la propia convivencia familiar. Si bien desde la Concejalía de Seguridad Ciudadana se evita mostrar cualquier síntoma de alarmismo, lo cierto es que tras aumentos como los registrados en cuanto a malos tratos en el ámbito familiar (+69%) y conflictos entre particulares (+103%) subyace la teoría de que la delicada situación económica puede hacer mella en el bienestar físico y mental de los más afectados.
Con el paro llamando a la puerta e hipotecados -mayoritariamente- hasta las cejas, la cabeza juega en ocasiones malas pasadas de las que uno puede llegar a arrepentirse. Y eso, teniendo en cuenta que los suicidios se han disparado el 142% entre el 2007 y el 2009, si es que te da tiempo…
Con los problemas psicológicos por las nubes y la prescripción de psicofármacos a la orden del día, más que brotes verdes el panorama, vegetal o no, tira más bien a negro. «No me hables de la crisis que me pongo…», me espetaba mi mujer la otra noche justo antes de irse a dormir mientras la vecina de arriba vociferaba, según dedujimos, con su marido.
¿Será que la crisis nos ha vuelto más susceptibles y también sea la causa de que las intervenciones policiales por ruidos en domicilios particulares hayan aumentado el 39%? Respondan si tienen la respuesta. Eso sí, háganlo sin levantarme la voz.