¡Mamá, ya no quiero ser periodista! Yo lo que quiero es ser gurú. ¿En periodismo? Tal vez. Aunque también podría serlo en política o en economía, pese a haber sido de letras. No te preocupes, puedes decirle a papá que no dejaré de salir en los periódicos. «La España del siglo XXI será federal o no será», escuché pronosticar a uno de los pertenecientes a la primera categoría en mis años de facultad. ¡Y fíjate ahora la que hay liada en torno al Estado de las Autonomías más de una década después!
De los segundos tuvimos a uno en Logroño hace solo unos días. Santiago Niño Becerra… economista polémico por sus teorías radicales sobre la crisis y el mundo que viene: llegó, habló y nos asustó… Fue poner la oreja y echarse a temblar: que si de esta crisis no saldremos hasta dentro de 10 años, que si el 40% de la gente no trabajará jamás, que si hemos de mentalizarnos de que cada vez viviremos peor… ¡Vamos, que se vaya preparando tu nieto!
Visionarios que hacen del ‘que si’ clave de su éxito con el suficiente margen como para asegurarse de que el tiempo corre de su parte y, llegado el momento, formular nuevas teorías que les garanticen el puesto. Y es que la profesión de gurú es de las más solicitadas: hay muchos candidatos y pocas plazas, y ya sabes como está esto de aprobar unas oposiciones con la que está cayendo…
Lo dicho, no te preocupes. A tu hijo no le dolerán prendas en descender a Gutenberg a los infiernos y elevar a los altares al mismísimo Nostradamus. Solo así podré dejar de ajustarme a los hechos tal y como mi vocación manda y hacer de la profecía mi profesión de futuro. Gurú, una ocupación de listos… ¿Y no me decías tú que yo lo era?