Ni a la primera ni a la segunda ni a la tercera… Nadie parece ser capaz de aclarar nada sobre el destino final de ‘las estaciones de la vid’ ni nada parece ser capaz de aclarar a nadie para resolver el caso. Cuatro esculturas encargadas y pagadas por el Ayuntamiento de Logroño, tres sobreseimientos por parte del Juzgado de Instrucción correspondiente… y de los recursos dependerá nuevamente la reapertura del ‘misterio’ tras un nuevo carpetazo por… ¿imposible? «Más que de jueces, es cosa de detectives», me comentaba alguien que trata de seguir pesquisas y pistas sin perderse, lo que siete años después de su adjudicación y contratación y cuatro de denunciada su desaparición no es ni mucho menos fácil. Ya está escrito, pero conviene recordarlo: que un juez archive una causa no quiere decir que no haya caso, sobre todo cuando él mismo expone que, con lo dicho o aportado, no se puede llegar a esclarecer qué pasó. No lo ha dicho, además, ni una vez ni dos, sino tres.
El conjunto escultórico de acero corten sigue en paradero desconocido y, lo que es más frustrante, con cierto reconocimiento de imposibilidad por parte de los tribunales. Durante todo el proceso, no se ha podido condenar delito de apropiación indebida o estafa alguno; si embargo, sí que se han ido apreciando indicios de falsedad documental y, ahora, de prevaricación… que aún están por ver en qué quedarán finalmente. Acreditado queda por enésima vez que se hicieron, estuvieron ahí y, si ahora no están, necesariamente a algún sitio tuvieron que llevárselas… otra cosa es qué suerte han corrido desde entonces. Y más allá de que algún día, quién sabe si dentro de otros cuatro años, alguien asuma ‘vía civil’ los 69.020 euros, que la Administración y los logroñeses a buen seguro que querrán recuperar, el caso quedará sin resolver si no se responde a la pregunta inicial: ¿Qué pasó con las esculturas?