Belén de la plaza del Ayuntamiento de Logroño, bien. Todo lo monumental que quieran, sí, pero ¿qué es eso de cerrar al público de 14 a 17 horas?
Como si de una ‘inocentada’ se tratase, una de las pocas atracciones que la capital de La Rioja pone a disposición de grandes y pequeños durante estas fiestas no puede visitarse durante la sobremesa…
¡La de gente que se puede ver esperando a que el operario de turno proceda, reloj en mano, a retirar parte del vallado y permitir el acceso a un ‘nacimiento’, cuya espera, dicho sea de paso, merece la pena!
Sin embargo, con el cabreo, uno se pregunta: ¿Tanto supone su apertura ininterrumpida de 11 a 22 horas? Imagino que la misma sería respondida por el concejal de turno aludiendo a razones de ahorro…
Un ahorro que, a este ritmo, hará que San José, la Virgen María y el Niño Jesús sean contratados por horas y también se marchen del portal junto al buey y la mula a eso de las tres…