Cuestión de parné, que diría mi compadre… La semana previa a los fuegos artificiales del 15 de agosto en la mitad de nuestros pueblos ha dejado en Logroño cierto olor a dinero quemado, cuando no a chamusquina.
La liquidación correspondiente al 2009 de la participación tanto de administraciones regionales como locales en los tributos estatales ha arrojado un saldo negativo para comunidades y municipios que deberán reintegrar céntimo a céntimo.
Gastaron un dinero que no era suyo, de acuerdo que ‘dado de más’ por parte de un Ministerio que calculando como calcula no es de extrañar que nos vaya como nos va. Ahora toca devolverlo de la misma manera que cuando recibían de menos no tardaban ni un instante en reclamar lo que les pertenecía… por ley. Y las leyes están para cumplirlas, ¿o no?
Eso pensarán quienes con las nuevas bases de la convocatoria de ‘chiquibecas’ en la mano rellenaron el impreso solicitando una ayuda que, independientemente de que la necesitasen o no, les fue prometida por Cuca Gamarra en caso de ser elegida alcaldesa, como así ha sido. Otra cosa es que quien se acogiese a tal promesa presente unos ingresos anuales de 238.000 euros.
Legal, por supuestísimo; pero ¿ético y moral cuando del dinero de todos le concederán la misma ayuda que a una familia con apenas 10.000 de renta y encima les meten en la misma lista de espera compuesta hasta en su 65% por logroñeses y logroñesas que ya disfrutaban de esos 100 euros mensuales al no rebasar el tope de 15.000 euros por miembro suprimido en pro de una presunta universalidad?
Todo (y todos) por la pasta; eso es lo único universal… la ética y la moralidad, como el pudor, son ya patrimonio de unos pocos ‘pudientes’.