Aún recuerdo la que se lió cuando nos dio por publicar un reportaje sobre determinados establecimientos que, rompiendo lo que parte del sector hostelero considera una tradición logroñesa al 100%, obsequiaban a su clientela con una tapa gratis por cada consumición…. ‘Logroño, ciudad de pinchos, también quiere tapear’, se titulaba… ‘Quiere… pese a que algunos les molesta’, debería haber puesto.
Ya lo escribí entonces y hoy lo vuelvo a hacer: y es que por lo visto hablar de ‘tapas gratis’ en una de las capitales del pincho no sólo es considerado todo un atrevimiento, sino una falta de respeto hacia un sector que, nadie ha dicho lo contrario, representa uno de los atractivos turísticos de la ciudad. El problema es cuando el asunto de la gratuidad de la tapa, incluso fuera de las archiconocidas y publicitadas calles Laurel y San Juan, constituye un auténtico tema tabú.
Hoy, más de un año después de todo aquello, me desayuno con la siguiente noticia en Diario LA RIOJA. ‘Menos consumo, bebidas más baratas, tapas contadas y vuelta a casa antes. Así han visto los hosteleros estos sanmateos’. Una información de mi compañera María José Lumbreras en la que desde Hostelería Riojana se llega a hablar incluso de la práctica de ‘subir los precios’ estos días de fiesta para paliar así la supuestamente creciente crisis y sus consecuencias negativas a corto y sobre todo medio y largo plazo.
Así que, más de un año después de todo aquello, mal para ellos y peor para nosotros… y además, y parece que definitivamente, sin tapa gratis. Aunque a ese respecto igual hay motivos para la esperanza… ¿Han oído hablar de ‘la Laurel de los pobres’? Les emplazo a un próximo post.