Si la memoria es frágil, la memoria de los políticos es de cristal y del fino. Afortunadamente, en ciudades como Logroño disponemos desde la pasada semana de toda una renovada flota de vehículos de limpieza, ‘nuevitos’ como dice mi compañera y amiga María José Lumbreras, prestos y dispuestos a limpiar todo aquello que se rompa… incluidos los destrozos provocados por la desmemoria de algunos de nuestros gobernantes.
“Tener un buen servicio de limpieza y recogida es básico e imprescindible para la ciudad”. La frase no es mía, sino del concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor, y no puedo más que suscribirla y darle toda la razón. La soltó durante la puesta de largo de la nueva maquinaria e imagen de ‘Logroño Limpio’, solo instantes después de que Cuca Gamarra dijese que la misma no solo mejorará el servicio, sino que supondrá un ahorro económico y energético por las características de los nuevos vehículos.
Sin embargo, por muy ‘buen servicio que sea’ (y éste debe serlo a tenor de los elogios recibidos durante la presentación tanto por el propio Tutor como por la mismísima alcaldesa), ni las baldeadoras ni las barredoras serán capaz de eliminar el rastro que en las hemerotecas dejaron las críticas del PP, entonces en la oposición, a la prórroga del contrato con la UTE por parte de PSOE y PR fruto de la cual ha sido posible tal renovación en la flota.
Llegado el turno de la citada presentación, y ya en el Gobierno, todo han sido buenas palabras y reconocimiento por parte del PP. Vamos, que por lo visto no podemos tener un mejor servicio. ¿Desmemoria? Pues podría ser… Los cristales rotos ya han sido retirados, sí, pero el camión de la basura que los ha recogido no ha podido evitar dejar restos justo en la plaza del Ayuntamiento.