Una tarde lluviosa de sábado da para muchas y variadas actividades: para poner un poco de orden en la mesita de noche, para colgar ese cuadro que no sabrías precisar cuándo te lo regalaron, para cambiar esa bombilla del espejo del baño fundida casi desde tiempos de Edison…
En mi caso me decanté por algo más provechoso, a saber: devorarme con sumo gusto el libro ‘¡Democracia!’, que bajo la firma de Carlos Álvarez y Juan Álvarez (padre e hijo) aglutina un total de tres trabajos a cada cual más interesante –No tomarás el nombre de D’Hondt en vano, Matemáticas democráticas y 15M– que sirven para arrojar algo de luz a supuestas “verdades comúnmente admitidas” pero que no son tales.
El mismo, como ya dejó escrito mi compañero y amigo Teri Sáenz, primero con su entrevista a Juan y segundo con un post sobre la ‘joyita’ en cuestión, desvela que el método D’Hondt no solo se muestra como el menos injusto matemáticamente hablando (aun quedando claro que los grupos mayoritarios se ven claramente beneficiados) del conjunto de los analizados (los de asignación de escaños por cocientes y residuos y los que utilizan distintos divisores sucesivos), sino que su perversión se debe a factores ‘añadidos’ y ajenos como la existencia de porcentajes mínimos exigidos para entrar en una institución o la compartimentación del territorio en muchas y pequeñas circunscripciones electorales.
Sobre los cupos no hay que remontarse muy lejos para poder entender su tomadura de pelo: basta con echar la vista a las pasadas municipales donde hasta cuatro grupos se quedaron sin concejal en el Ayuntamiento de Logroño por no lograr el 5% mínimo exigido. Así, de haber podido tener un Pleno con PP, PSOE, UPyD, IU, Ciudadanos de Logroño y PR , nos hemos quedado con un claro ejemplo de bipartidismo con PP y PSOE tirándose los trastos a la cabeza sesión tras sesión sin que nadie pueda poner un poco de sentido común. Pobre se mire por donde se mire… y triste, muy pero que muy triste.
La existencia de circunscripciones diminutas cuando en unas elecciones generales, pese a ser discutible, no resultaría nada descabellado que la circunscripción electoral fuese el conjunto del país, hace que, por poner ejemplos extremos, mientras el PSOE ha obtenido hasta 125 escaños más que los que le corresponderían con circunscripción única en el acumulado de todas las elecciones democráticas desde las del 77, IU (antes PCE) ha sido la fuerza más castigada con diferencia en cada cita con las urnas al haberse quedado sin los ¡137 escaños! que supuestamente le asignaba la cifra total de votos recibidos.
Pero como hay para todos, tampoco se puede dejar de mencionar que en 1979 el partido de Blas Piñar obtuvo un solo escaño con 378.964 votos que, con circunscripción única, le habrían supuesto obtener nada menos que siete. De este modo a Piñar, si bien no es el diputado que ha ostentado la representación de más número de votantes, sí que se le puede conceder el ‘honor’ de ser el diputado más caro de la democracia española al precisar nada menos que el 2,11% de los votos válidos emitidos para conseguir su sillón.
Ya en 2008 IU se alzaba con el dudoso récord de que Gaspar Llamazares y Joan Herrera se convirtiesen en los diputados sustentados con más votos, 484.935 cada uno, de la democracia (“fraude de magnitudes colosales” como se dirá luego)… Y es que, ¿de qué otra forma se puede calificar esta situación si se tiene en cuenta que los diputados de PSOE y PP costaron una media de 66.797 y 66.739 respectivamente?
Curiosamente, lo que de siempre le ha pasado a IU respecto al PSOE también lo sufrió al principio de todo este ‘invento’ en sus propias carnes el PP (cuando todavía era AP) respecto a la entonces mayoritaria UCD. Pero hoy día, queda claro que el bipartidismo a quien perjudica es a los ubicados a la izquierda del PSOE… si bien habría que precisar que hay quien piensa que, a estas alturas de la película, lo ‘del PSOE’ sobra pues de izquierda le queda más bien poco.
Sin embargo, no todos los males se deben al sistema electoral como bien nos recuerdan Carlos y Juan. Cito textual: “Al principio el castigo a los minoritarios lo daba el sistema electoral, luego ya (aunque ese castigo permanece) no es el más importante. El castigo realmente serio lo da la resignación. El cuerpo electoral ya ha sido domesticado. Ya es él mismo el que castiga a los minoritarios, ha aprendido la lección de que para qué va a votar algo que no tiene opciones de salir. La tristeza y resignación involucionistas han triunfado de manera aplastante sobre la alegría democrática”. Alegría democrática, recuerdan, presente en las primeras elecciones cuando los grupos con representación eran muchos más.
¿Conclusiones? Vuelvo a tirar de los autores que para eso estamos hablando de su libro: “Ya hemos visto las consecuencias materiales que tiene, en su conjunto, la legislación electoral española: apuntalamiento del bipartidismo, laminación de las opciones minoritarias, empobrecimiento de la vida política, desmotivación y desmovilización del cuerpo electoral… No parece exagerado decir que se está produciendo un fraude de magnitudes colosales que erosiona enormemente la legitimidad de la democracia en España“. Lo que es aún más triste y, sobre todo, muy grave. Gravísimo.
Hoy ha tocado hablar del cómo de nuestro sistema de representación, dejo para mañana el quiénes, es decir, aquellos que nos representan y que, actualmente, merecen capítulo aparte por ser tanto o incluso mayor problema.