La Casa de la Inquisición, del Inquisidor según algunas voces autorizadas, ha centrado parte de las miradas durante la semana que se nos va y estas crónicas ‘majas’ de ciudad entienden que entre el lunes y el viernes ha habido motivos para reír y para llorar… sobrecostes, sí, pero lo cierto es que la que iba a ser Casa Museo no va a ser (o se antoja difícil) para el uso y disfrute de los logroñeses después de que el Ayuntamiento haya acordado la cesión por 25 años a la Fundación Dialnet de la UR.
Un poquito de humor utilizando para ello la foto de mi compañero y amigo Juan Marín: La Casa de Aladino, digo de la Inquisición, y las lámparas maravillosas… (como para ser licitadas por 9.000 euros cada una de las dos que se ven en la imagen y finalmente salir por 4.500).
Y ahora la parte seria tirando del artículo de opinión de mi también compañero y no menos amigo Marcelino Izquierdo: “¿No supone mayor derroche la cesión de un edificio emblemático a una entidad ajena, en pleno Casco Antiguo/Viejo y que ha costado 1,8 millones, en vez de buscarle un fin turístico o cultural en beneficio de la ciudad?”.
Si el inquisidor levantase la cabeza…