Desierto otra vez… y van 2 o 3 o ¡ya ni me acuerdo! La adjudicación del embarcadero municipal encalla de nuevo… y ‘las que te rondaré, morena’. Una inversión de casi un millón de euros durante la anterior legislatura a la que parece que ni con el pliego de PSOE y PR ni con el del PP le salen ‘novias’.
A estas alturas del concurso la conclusión parece clara y no hay que ser ningún lince para darse cuenta de que pinta mal; yendo al grano: no interesa a nadie. Nadie ve claro lo de las barquitas y todavía está por ver si el otrora ambicioso complejo de ocio y esparcimiento ciudadano no queda reducido a una cafetería y encima de verano.
Quizás la única posibilidad que nos quede de navegar por el Ebro ante el nulo interés mostrado por la iniciativa privada es que el embarcadero (cuyos trámites para ser gestionado por Logroño Deporte llegaron a iniciarse con la anterior Corporación visto el poco éxito de su convocatoria) sea puesto en marcha directamente por el Ayuntamiento con todo lo que ello supondría para las arcas municipales. Lo dicho: que pintan bastos.
A día de hoy solo encuentro una certeza: Lo que comenzó como el sueño de una noche de verano de Tomás Santos va camino de convertirse en la pesadilla (pongan ustedes la estación que deseen) de Cuca Gamarra.