La convocatoria incluía la fecha, la hora y el lugar: el 15 de mayo a las 12 de la mañana en El Espolón. El lema ‘No somos mercancía en manos de políticos y banqueros’ venía seguido de la ‘invitación’ de ‘Toma la calle’. Una farola de Portales hacía de improvisado tablón de anuncios, si bien la llamada de un tal ‘¡Democracia Real Ya!’ pasaba prácticamente desapercibida entre anuncios de pisos de alquiler, demandas de servicios domésticos y ofertas de trabajos de albañilería.
Un ‘collage’ que, respetado por los servicios municipales de limpieza, sirvió para que yo y otros como yo nos enterásemos de que había algo ese domingo y, lo que era más complicado aun, consiguiese removernos un ‘no se qué’ en las conciencias haciéndonos dirigir nuestros pasos hacia la concha sin saber muy bien qué íbamos a encontrarnos allí. Yo acudí empujando un cochecito con mi hijo de 15 meses pensado qué es lo que era, supongo que como la gran mayoría… Una mayoría que en nuestra ciudad, y pese a las miles de personas que lo hacían en hasta 50 puntos del país, se quedó en apenas un centenar de personas.
Pese a ello, y visto en qué desembocaba todo poco tiempo después, fue como para dar a la convocatoria más que un aprobado. “Me sorprendió que hubiese más gente de la que podíamos imaginar porque lo organizamos entre tres amigos y en apenas cuatro días”, me confesaría tiempo después Sara, universitaria y monitora que no solo fue de las primeras en poner rostro al 15M, sino que además importó de Granada la convocatoria de ‘¡Democracia Real Ya!’ para una fecha que, sin saberlo, pasaría a la historia y marcaría el comienzo de un movimiento social distinto a todo lo visto anteriormente.
Y España tuvo su mayo, y los logroñeses participamos de él. Un grito de protesta a favor de algo más que un simple cambio: Y es que más allá de dejar atrás la tan traída y llevada crisis económica se trató (y se trata) de decir adiós al actual modelo de sociedad. Un ‘hasta aquí hemos llegado’… El mensaje de que ‘no estamos aquí para volver a estar como antes’ caló hondo. “¿Antisistemas? «Es el sistema el que es antinosotros», fue y es la respuesta unánime.
Lo que empezó como una ‘sentada’ en la Concha de El Espolón en la que se dieron cita alrededor de un centenar de personas adquirió dimensiones de ‘fenómeno’ en cuestión de horas. Dos días después de esa especie de ensayo general, el ejemplo de Sol fue modelo a seguir y Logroño ya contaba con acampada y asamblea propia donde todos eran bienvenidos. Y lo siguen siendo… Hoy, cuando está a punto de cumplirse el primer aniversario de todo aquello, el reto sigue siendo el mismo: la semilla ya ha sido plantada y de la ciudadanía depende regarla para que germine… Nos lo debemos. Se lo debemos a los que vienen… pero sobre todo se lo debemos a los que vendrán.