Me fui sin despedirme y vuelvo sin decir hola; eso sí, lo hago igual de confuso…
Leo con atención en Diario LA RIOJA en pleno proceso de puesta al día que la crisis obliga a los ayuntamientos a exprimir aún más el presupuesto festivo y asiento con la cabeza. Y es que créanme si les digo que vengo de comprobarlo…
Gijón vive estos días su Semana Grande y las jornadas previas de las que pude disfrutar durante mi último tramo de mes vacacional sirvieron para darme cuenta de que las fiestas, en tiempos de vacas flacas, se antojan menos fiestas…
Atrás quedaron los tiempos en los que los programas festivos casi no entraban en el buzón y en el que hasta el último pueblo (incluida la aldea del Arce) competía por ofrecer a sus vecinos artistas de supuesto relumbrón (vale que consideraban como tales a cualquier ‘triunfito’ sin vocalizar o ‘granhermano’ que vocalizase)…
Hoy se imponen los recortes y con tanta tijera se corre el riesgo de que, tal y como ha sucedido en la villa marinera, la rumba de Peret se baile a ritmo de Technotronic… Admítanme la comparación pues precisamente son los artistas que, décadas después de disfrutar y hacernos gozar con sus grandes éxitos, han encabezado el cartel de las fiestas de Begoña.
Si está siendo así en agosto, mucho me temo que nuestros concejales de Festejos seguirán recurriendo al baúl de los recuerdos durante el próximo septiembre… Tal y como ya hiciese Karina en su día, pronostico unos ‘sanmateos’ 2010 cargados de ‘playback’, ‘revival’ y conciertos tributo a quienes, cuanto el dinero entraba a espuertas, copaban la cartelería.
Sin embargo, en la capital de La Rioja, sí que hay motivos para la esperanza… Y es que a los logroñeses y logroñesas, como ya sucediese el año pasado, siempre nos quedará Makoki.