Mucho nos cuesta obtener ingresos de nuestro trabajo, actividad profesional o empresarial. Pero lo que realmente nos cuesta sangre, sudor y lágrimas es generar ahorro. Mi padre me tiene dicho que «hay que gastar menos de lo que ganamos y así tendremos para cuando vengan malas». Ahorramos aquello que nos sobra después del gasto, pero hay quien dice que lo que debemos hacer es «gastar lo que quede después de ahorrar».
Precisamente por ello, en este y sucesivos artículos, voy a exponer de una forma sencilla y coloquial, ¡vamos, de andar por casa!, los diferentes conceptos y productos financieros donde van a parar nuestros sufridos ahorros. Todo con el único fin de que usted sea conocedor de en qué jardín se mete cuando hace una operación financiera. Un consejo: pregunte, pregunte y pregunte. No se quede nunca con dudas. Se trata de su dinero, de su trabajo, de su esfuerzo, de usted.
Esta columna tratará de ser su asesor financiero de cabecera y expondrá los principios básicos de educación financiera que todos debiéramos tener. Si el asesoramiento va unido a los valores éticos, siempre es rentable. Analizaremos conceptos de renta fija y variable, IPF, valores, fondos de inversión, fondos hedge, bonos, obligaciones, deuda, pagarés, TAE, divisas, derivados, opciones, estructurados, seguros, planes de pensiones, planificación financiera, etc. Y todo aquello que a usted le interese y lo solicite por este correo electrónico.
La demanda del ahorrador tiene una tendencia hacia la búsqueda de la rentabilidad. No obstante la seguridad es una función primordial de la gestión del ahorro, así como la disponibilidad (liquidez) del mismo.
Fíjese bien que he subrayado los tres conceptos para mí más importantes en cualquier tipo de inversión. Esos conceptos y el orden de los mismos marcan la pauta y definen su perfil ahorrador. Esto lo explicaré en el próximo artículo y es por donde hay que empezar antes de invertir un euro.
Seguridad es lo que queremos para no perder todo o parte del ahorro. Además también deseamos incrementarlo y que no disminuya con la inflación y eso se llama rentabilidad. Pero, por si nos hace falta, ¡nunca se sabe!, nos gustaría poder sacarlo sin perder nada en el camino, es decir, que tenga disponibilidad o liquidez. Alcanzar el máximo en estas tres variables es imposible. En La Rioja decimos que «no podemos tener la cuba llena y la suegra borracha». Todo tiene su precio: a mayor rentabilidad, mayor riesgo. A mayor disponibilidad, menor rentabilidad. A menor riesgo, menor rentabilidad. Cójanlo por donde quieran, pero esto es así. Usted elige el orden.
Martín Torres Gaviria