Los dos caminos a elegir para nuestros ahorros son renta fija y renta variable. En un artículo anterior de ‘Finanzas… de andar por casa’ ya determiné las características de la renta fija y su clasificación en privada o pública, dependiendo de su emisor. Hoy vamos a describir los activos de renta fija con mayor volumen de emisión, dejando en el tintero aquellos productos más especializados que no son utilizados por el ahorrador medio. Tampoco voy a entrar en aquellos activos como fondos, ahorro vivienda, planes de pensiones… que tendrán su análisis individual en otros artículos.
Activos de renta fija privada son: pagarés de empresa (vencimiento menor o igual a 18 meses), bonos, bonos convertibles (en acciones), obligaciones, cédulas hipotecarias, deuda perpetua (¿les suenan las preferentes?), imposiciones a plazo fijo.
Como renta fija de deuda pública en España el Tesoro emite tres modalidades: Letras del Estado (vencimiento inferior o igual a 18 meses), Bonos del Estado (vencimiento entre 2 y 5 años) y Obligaciones del Estado (vencimiento más de 5 años).
Como norma general se puede decir que con un activo de Renta Fija se corre poco riesgo y por tanto se obtiene poca rentabilidad. Sin embargo, hay una creencia generalizada que con la renta fija no existe riesgo. Por ello es conveniente que conozcamos los principales riesgos asociados a estos activos: precio, rating, inflación, tipo de cambio y liquidez.
De todos ellos el más característico es el del precio y voy a tratar de explicarlo con un ejemplo sencillo:
– Supongamos que tengo un Bono que he comprado por 1.000 €, su valor nominal, y tiene un tipo de interés del 5%. Eso indica que nos da un rendimiento de 50€ al año. Y supongamos que por necesidades de liquidez lo quiero vender, pero en ese momento de decisión los tipos de interés del mercado suben al 8% ¿qué ocurrirá? El inversor que me compre el Bono querrá obtener un activo con la rentabilidad del mercado actual, es decir, el 8%, pero mi Bono solo renta el 5%. Por tanto, esa diferencia de rentabilidad la obtendrá comprándome el Bono con un descuento del 3%, es decir me dará 970€ por un Bono de l.000€. De ahí obtiene 30€, más los 50€ de la rentabilidad, un total de 80€.
En definitiva el 8% que paga el mercado. Sin embargo, al vender el Bono he perdido 30€, me costó 1.000€ y he cobrado 970€. Como conclusión: si los tipos de interés suben, el precio baja.
– Supongamos que al vender el mismo bono, los tipos de interés bajan al 3%. En ese caso al inversor no se lo voy a vender a la par porque el bono está al 5%, por tanto se lo venderé un 2% más caro y le costará 1.020€. Como va a obtener 50€ de renta, menos los 20€ que ha pagado de más, hacen un neto de 30€ que es el 3% que se está abonando en el mercado y yo lo he vendido por 20€ más de lo que me costó. Conclusión: si los tipos de interés bajan, el precio sube.
Nada es lo que parece, no es oro todo lo que reluce.
Martín Torres Gaviria
Miembro de European Financial Planning Association España
finanzas@larioja.com