Ya han pasado los primeros días del ‘Objetivo 25 kilos’. Todo fantástico, maravilloso, estupendo y genial. Con sus días de dieta, agua, agujetas, madrugones para entrenar…
Estoy encantado pese a que siento intensamente partes de mi cuerpo que pensaba que habían desaparecido (mis isquiotibiales y yo estamos recuperando la relación, aunque de momento nos llevamos mal, y tengo un equilibrio y un pulso como para robar en una tienda de panderetas..) o que solo recordaba cuando me daba un tirón por haberme estirado demasiado en la cama o por levantarme con demasiada rapidez tras un rato largo en el sofá; pese a ver pasar frente a mí tortillas, jamón, bacalao en aceite, vino, cerveza y otras delicias en un cumpleaños familiar y mantenerme firme aferrado a mi vaso de agua; pese a encontrarme corriendo (creo que por primera vez en mi vida) a las siete y media de la mañana subido en una cinta.
En serio. Estoy bien, me siento bien y veo que esto no puede ir más que a mejor. Ya sé cuánto peso (mucho), cómo estoy físicamente (mal) y cómo va a ser el proceso (largo). Pero la lectura no puede ser más positiva: estoy dispuesto y motivado, y tengo a grandes profesionales a mi lado volcados para llevar a buen puerto esta nave que estaba a punto de hacer aguas por varios frentes.
Vamos por partes. Primero, la dieta. Después, la preparación física.
El martes 14 de junio tuve mi primera consulta con Paula Fernández en Nutrium. La segunda llega este martes… y os contaré cuánto he perdido. Entre una cita y otra, el contacto ha sido permanente, lo que refuerza el ánimo y el compromiso. Primer consejo: hay normas básicas alimenticias en una dieta, pero es fundamental que sea personalizada y adaptada a las condiciones físicas y personales de uno.
He pasado por algún que otro nutricionista en mi vida y puedo asegurar que ninguno fue tan incisivo en las preguntas para conocer mis hábitos (o mejor, mis vicios), horarios, vida social, que Paula. Peso, altura (me da a mí que a ese metro se quedó con un centímetro que me pertenecía y que me quitó por el camino…), medidas abdominales, de pecho, de piernas, de brazos… Y, como los tiempos han cambiado que es una barbaridad y la tecnología permite llegar a una profundidad de estudio muy profunda a aquellos que se interesan, como es el caso, me realizó un profundísimo informe en el que aparecía, entre otras muchas cosas, el nivel de grasa corporal y el exceso que acumulo, el mineral óseo, el metabolismo basal, la distribución por segmentos (tronco, brazo izquierdo y derecho, piernas)… Alucinado me quedé. Lo juro.
La consulta tuvo mucho de pedagógica, con una serie de consejos de hábitos alimentarios que pueden parecer evidentes pero que se nos escapan muchas veces en la vorágine de historias en las que nos envolvemos día tras día. Hablamos (habló) de objetivos realistas; de plazos lógicos que, en mi caso se prolongarán en el tiempo, sin prisas y sin cláusulas leoninas que inciten al abandono más pronto que tarde y que puedan ocasionar incluso problemas de salud, sin obsesiones con la báscula… Todo, para acabar planteando una dieta razonable y soportable que me ayuden al objetivo primordial, cambiar de hábitos y mantener los nuevos y saludables en el tiempo.
Esta dieta se basa en otros consejos fundamentales como el no obsesionarse con la báscula; repartir las comidas regularmente a lo largo del día sin saltarse ninguna; no acostarse inmediatamente después de una comida; beber al menos un litro y medio de agua; cocinar principalmente a la plancha, al horno, hervido, al vapor, evitando rebozados, fritos; masticar y comer despacio; estudiar y analizar las sensaciones y estados de ánimo para no caer en picoteos y comidas insanas que luego llevan al arrepentimiento; y realizar ejercicio físico. Esto último es fundamental, porque la ausencia de ejercicio obliga a una dieta más estricta y puede llevar a perder líquidos y masa muscular en vez de la grasa, que es lo que verdaderamente interesa. ¡Ah! Y la nutricionista me aconsejó leer bien las etiquetas de los productos ‘lights’ porque a veces pensamos que tienen (o mejor dicho, que no tienen) lo que realmente creemos.
Además, Paula me tiró abajo varios mitos:
–El desayuno no es imprescindible. Es importante el número de horas que pasan entre comidas y, por eso, es importante lo que marcó en la dieta como ‘primera toda del día’.
–El plátano NO es la fruta prohibida. Serán fundamental en mi dieta, con varias piezas al día, y el plátano podrá ser, sin problemas, una de ellas.
–Un vaso de vino al día es sano. Aquí fue cuando Paula respondió a la pregunta del millón. ¿Y si no tomo durante toda la semana, me puedo tomar siete en un día? Respuesta contundente: NO. Vamos, ‘santa Rita, Rita…’. Pero un vino es saludable… ¡y más en esta tierra! Ahora bien, abstemios, no quiere decir que sea mejor beberlo que no beberlo… Mejor que el vino, es la uva.
Aquí podéis descargaros la dieta que me ha marcado en estas primeras semanas, que irá adaptando en consonancia a mi evolución y al ejercicio físico realizado.
Toca hablar ahora de la preparación física.
Lo que parecía el tridente Paula Fernández-Roberto Molina-Luismi Cámara se ha convertido en un grupo importante en la parte física. Cuando contacté con Roberto confiaba en su buen hacer como especialista para poner y mantener en forma a deportistas profesionales y a gente de la calle como yo. Pero enseguida implicó a los miembros del Centro de Fisioterapia y Medicina Deportiva Las Gaunas, con Miguel Moreno y Chema Urraca a la cabeza.
El doctor Urraca me realizó un exhaustivo reconocimiento físico previo con todo tipo de pruebas (electrocardiograma, prueba de esfuerzo…) y me realizó una ecografía del tendón de Aquiles de mi pierna izquierda en el que confirmó sus temores. Lo tenía bastante tocado y, por tanto, la labor de Roberto quedaba condicionada por este contratiempo y el doctor avisaba de la necesidad de seguir su evolución y Miguel advertía de que era posible que debiera actuar él en la zona.
Llevo ya varios meses con el dolor intenso en esa zona, pero no ha llegado a recuperarse totalmente pese a la evidente mejoría y al cuidado que he llevado con él en este tiempo. De haberme lanzado solo a esta aventura, podría haberme causado una grave lesión por no medir el estado real de mi Aquiles. Por eso, vuelvo a insistir en lo importante que es la supervisión en estos casos de especialistas que conocen los límites del cuerpo.
Tras la evaluación inicial, Roberto descubrió que lo que tenía en frente estaba peor de lo que pensaba. Parece mentira que con tanta grasa acumulada en mis profundas curvas este cuerpo pueda estar tan oxidado, pero así es, y de ahí hay que partir. Así que estamos yendo poco a poco. Por lo que veo y por lo que me cuenta, estoy muy atascado y enmohecido en muchas zonas del cuerpo y tengo que revisar y volver a activar paquetes articulares (perdón Roberto si no hablo con la corrección debida, pero mi lenguaje en este campo está casi tan anticuado como mi cuerpo…) para dar pasos adelante en esta pelea contra el sedentarismo.
Ya llevamos en estos días unas cuantas sesiones en las que mi preparador se ha propuesto despertar al cuerpo cuanto antes. Literalmente. No recuerdo nunca, ni en mis años buenos de deportista implicado y pretemporadas intensas, que me haya levantado tan pronto para practicar cualquier tipo de actividad física. Las 7.30 es una hora más que temprana para comenzar. Es admirable la labor de tipos como Roberto y Germán, capaces de transmitir, controlar y dirigir estos entrenamientos en plena madrugada :-). Pero he de decir a mi favor que me está costando menos de lo que pensaba hacerme a estos horarios… lo del cuerpo ya es otra cosa…
Como he dicho antes, la tecnología avanza a marchas forzadas y hay quienes saben y quieren aprovecharlo. El Centro Las Gaunas es uno de ellos. Y de ello se están aprovechando mis maltrechas articulaciones. Cuenta con una máquina mágica: la cinta antigravedad Alter G, una máquina milagro que utiliza un sistema diseñado por la NASA que permite reducir la gravedad a la que estamos sometidos y que, por tanto, reduce el peso al correr, por lo que se limita el impacto y castiga menos las articulaciones. De momento, comienzo ahí la sesión, con media hora a un ritmo de 8 kilómetros por hora y un ritmo cardíaco de entre 130 y 140 pulsaciones. Eso sí, quitándome el 20% de mi peso. Unos 24 kilos, casi la meta marcada en este reto. Así, trabajo cardio sin que el tendón sufra, algo que sí pasaría si corriera, por ejemplo, por la calle.
Tras estirar, el siguiente paso de las sesiones que estoy realizando estos días son los ejercicios de propiocepción de pie y arrodillado. Torpe y desequilibrado, de momento. Espero mejorar.Por último, un circuito de cuatro postas y tres vueltas con los siguientes ejercicios:
1. Squat isometrico (7 repeticiones)
2. Plancha lateral (5 repeticiones)
3. Puente isquiotibial (5 repeticiones)
4. Flexión de brazos (7 repeticiones)
El secreto es aguantar en la posición hasta que empiece a ‘quemar’, nunca hasta que duela. Me cuesta, sufro un poco (un poco bastante) y me quedo después con mis nuevas amigas las agujetas. Como dice Roberto: ‘Nadie dijo que esto iba ser fácil’.
Podéis descargaros el circuito con las imágenes orientativas (perdón por el modelo, pero es más efectivo en este caso que el que salga sea yo que el atlético y preparado Roberto) aquí.
Este martes, cerramos la primera semana completa de ‘Objetivo 25 kilos’. Paula me dirá cómo va la cosa. Este lunes, Roberto ya me ha pesado pero ni él ni yo queríamos que un servidor conociera los resultados. ¡Qué nervios!
De momento, yo mismo evalúo estos primeros días. Han sido esperanzadores y motivadores pero, como en el cole, necesito mejorar… mejorar mucho. Pero vamos poco a poco.