El descanso de los motivados
Luismi y servidor estamos de vacaciones. Que ya tocaba. Pero no por eso abandonamos nuestro reto. Ni mucho menos. De hecho, la Tanita de Paula Fernández me dio una excelente noticia este mediodía: por primera vez desde 2006 he bajado a las dos cifras con un acumulado que ya suma 19 kilos. Y con esas buenas vibraciones me lanzaré en unas horas a hacer el Camino de Santiago en bicicleta. Un trayecto que ya realicé en 2019 pero que esta vez es distinto (dicen que cada Camino es diferente). No por el peso que arrastro, mucho menos que entonces, sino por los propósitos con los que me dirijo a tierras gallegas. Lo hago para agradecer muchas cosas, entre ellas la liada que me hizo Luismi allá por el mes de marzo y que ha desembocado en esta nueva forma de vida, y para darle fuerzas a uno de mis mejores amigos, Pablo, que del otro lado del charco está jugándole un pulso muy serio al Covid.
Quien esté aburrido y quiera seguir el día a día de mi aventura (pretendo alcanzar Santiago el viernes 16 de julio) puede fisgonear por mi perfil de Instagram. Un Camino que ya en los días previos se ha visto bastante movido porque decidí, hace apenas unas horas, cambiar de bicicleta, por lo que tuve que adaptar la parrilla para las alforjas y no sé si está muy allá. Ya veremos qué pasa en los próximos días.
Y para realizar la peregrinación, Paula me dio algunas pautas alimenticias. Lo primero que me quedó grabado de lo que que dijo es que recurrir al Camino para perder peso “es una mala idea” ya que nuestras necesidades se ven incrementadas y no llevar una correcta alimentación y reposición de líquidos y nutrientes puede desencadenar en un problema de salud. La hidratación, en este sentido, es vital. Alimentos energéticos como barritas, frutos secos y frutas deben ser mis aliados durante toda la jornada, que debe comenzar con un buen desayuno (cereales, galletas tostadas, lácteos y fruta fresca, así como huevo o fiambre).
Y mientras esté quemando calorías, el amigo Luismi está mojando sus pies en el Atlántico. Cuidando su dieta, el compañero utilizó los primeros días de vacaciones para descomprimir un poco y ahora comenzará a hacer ejercicios con una TRX que se llevó en la maleta. Ninguno de los dos quiere fastidiar lo andado hasta aquí.
A partir de ahora, a ambos se nos abre la jaula. ¡Píoooo! Tenemos en nuestra mano la llave y veremos en unas semanas qué tal nos ha ido. Hasta entonces, felices vacaciones.