Quién le iba a decir a la UD Logroñés que en cuatro partidos iba a sumar nueve cuando en los anteriores, once, acumulaba once. El fútbol es atractivo porque es incompensible en muchos momentos y lo que no se puede controlar tiene más morbo.
Doce puntos sumados ante Real Sociedad, Eibar y Gimnástica de Torrelavega. Es decir, ante equipos que están mejor clasificados que la UDL y en el caso del cuadro armero, líder del grupo en aquel momento y también a día de hoy.
Cuando más dudas puede generar un equipo por la entidad de sus rivales más sorprenden sus actos. Lógicamente, toda esta historia reciente tiene mucho que ver con la llegada de Nacho Martín. Ha cambiado por completo la dinámica de un equipo al que sólo le falta ganar lejos de Las Gaunas para completar el giro de 180 grados que ha emprendido.
El domingo entendió esta formación que se necesita para jugar en el grupo II de Segunda B. Básicamente, carácter, genio, casta, garra… personalidad. Buena o mal, pero identidad propia. Calidad y remate tiene; le sobran errores. Da gustó ver a jugadores de la calidad de Gaspar ir al suelo, a rebañar el cuero, saltar, presionar, dejarse la piel. Lo debe entender el extremeño, al que la grada le despidió con una ovación. Puede ser el gran fichaje de esta UDL y Martín está empeñado en hacerle futbolista, porque sabe que tiene materia prima. Pero no sólo Gaspar, mucho más. Hay más futbolistas recuperados y eso es bueno para elevar la competitividad de un equipo que estaba aletargado.
Deportivamente se ha dado un salto enorme; anímicamente el golpe es mucho mayor. Ganar a un rival que etaba siendo mejor, con el marcador en contra y con diez jugadores tiene mucho mérito y Las Gaunas no sólo lo reconoció, sino que se implico hasta ser un jugador más. Hacía mucho tiempo que no se veía una actitud tan caliente en el recinto municipal.
Un único pero en toda esta historia. El poco público que acude al recinto. Es una pena, porque el espectáculo sí que merece la pena en este momento. Pero no es algo que le pase al fútbol. No se entiende muy bien la escasa masa social que apoyó el Naturhouse en su eliminatoria europea frente a la Metaloplastika y tampoco ese medio millar de fieles que tiene el Clavijo en su mejor temporada baloncestística.