Cuando dos personas quieren casarse, se casan. Eso es lo que ha pasado con la UD Logroñés y Nacho Martín. Llegó Félix Revuelta a Logroño y cerró el acuerdo. Un año más al frente del banquillo. Se podría decir que Revuelta comienza su segunda etapa en la UDL, alejada por completo de las corbatas que le impidieron ver la realidad del fútbol en Logroño y en Segunda División B. Un pozo del que es muy difícil salir.
Martín no lo va a tener nada sencillo. Debe construir un equipo nuevo, pero con menos dinero del que gozó Josip Visnjic hace dos años e incluso el pasado verano. Y por supuesto, Carlos Rincón. El propietario parte de una premisa: los sueldos estaban hinchados. Martín afirmaba el lunes que en su libreta se incluyen jugadores competitivos y compromidos. A partir de aquí, cuanta más calidad tengan, mejor. Y además, no liga estas virtudes con el dinero de manera directa e incuestionable.
Ahora bien, falta saber en qué grupo jugará la UDL. Esa es otra. Si sube algún equipo riojano, tendrán más fuerza; si se queda solo, será moneda de cambio. ¿Grupo catalán? Es posible, pero tampoco hay que descartar el madrileño, en el que ya cayó el Alfaro cuando estaba solo en la categoría.
Conjeturas al margen, es una buena noticia la continuidad de Nacho Martín. Luego lo podrá hacer bien o mal, pero se ha ganado la oportunidad… aunque aquí estemos acostumbrados a valorar más el producto que llega más allá de las fronteras riojanas que el interno.