Gran pregunta. ¿Y ahora, qué? Hace unos días, en la tardel miércoles, un sector de la afición quería crujir a Nacho Martín, pedían su marcha y le insultaban camino del autobús. Ayer, en Torrelavega, unos días después, un puñado de aficionados le hacía paseillo triunfal y rompía el silencio con sus palmas. ¿Torero! ¿Era tan malo el miércoles y tan bueno el domingo? ¿Recuperó la lucidez y brillatez táctico en cuatro días?
El fútbol siempre ha sido reo de los resultados y de las prisas. Todo es para ayer. Caes en Miranda de Ebro y tienes que hacer la maleta; ganas en Torrelavega y eres un fenómeno. El técnico depende de sus jugadores. Tiene su cuota de importancia, mucha, pero no conozco a un gran técnico que con un mal equipo logre gestas deportivas. Puede lograr mejores resultados que un entrenador peor preparado, pero de ahí a ser recordado por sus éxitos…
Esta semana pasada tenía su estribillo: «Estamos a dos puntos del descenso». Pero también estaba la UDL a dos partidos de la fase de ascenso. Durante estos próximos días se hablará de que el equipo queda a cuatro puntos de la fase de ascenso, pero sobre todo de la goleada. Fútbol. Su vigencia es menor en el tiempo que un comentario en las redes sociales.
Ahora bien, el prisma, la valoración, la opinión son muy diferentes. Ni tan malos, ni tan buenos. El problema de la UDL hasta ayer no era deportivo, sino mental. Es un equipo frágil anímicamente hablando. Y si gana, se fortalecerá, pero si pierde reaparecerán las dudas. Y pasará por rachas, pero es un bloque unido y que respalda y se siente respaldado por su técnico. Qué valor tiene la opinión de alguien que pide la dimisión de Martín sin ver los partidos. Si se tiene en cuenta es que todos hemos perdido la cabeza.
Entonces, ahora qué. Echamos a Martín o le ofrecemos la renovación. Ampliamos el contrato de Diego Cervero y David de Paula o seguimos llamando al primero paquete (7 goles en 9 partidos). Fútbol en estado puro, pero a fútbol se juega con la cabeza. Algunos piensan que es con los pies.