Es curioso el debate que ha generado en la red, en especial en Twitter, la última página de Diario La Rioja de este lunes 1 de abril. “Fútbol emigrante” se titula y habla de la ‘obligación’ de los jóvenes jugadores riojanos de salir de casa si quieren cumplir el sueño de ser futbolistas profesionales. Como en todos los debates hay opiniones acertadas y otras no tan acertadas, bajo mi punto de vista, aunque todas respetables.
Si alguien grabó el partido EDF-Comillas, final del 2004 del torneo Villegas, me gustaría que me lo hicieran llegar. Reiteró que jamás La Rioja, y en especial Logroño, contó con tantos medios humanos y materiales para la práctica del fútbol. Una ciudad poblada de césped artificial (harían falta más campos incluso) que presume de unas instalaciones únicas (Prado Viejo) y de estadio digno pero inacabado (Las Gaunas) y de unos campos (Colonia de Albelda) a los que se los comerán los cenizosos, pero que han sido muy útiles y podrían seguir siéndolo.
Vamos a ello. Hay quien dice que Logroño no tiene capacidad para estar en Primera División. Nadie ha hablado de ser un fijo en Primera División. Coquetear con la élite, sí. Ahí están los ejemplos de Soria o Villarreal, con mucha menos población. Dos espejos en los que mirarse, aunque en esta ciudad queremos que un protagonista, el que pone el dinero y quiere ser el propietario, sea como los vampiros, que no se reflejan en el espejo. Numancia y Villarreal son dos clubes modelo gracias a su concepto de club como club de antaño, pero con el dinero del nuevo concepto, de la empresa, del empresario. Ni uno ni otro equipo se pueden entender sin Francisco Rubio ni la familia Roig. No existirían. En Logroño, el Logroñés fue lo que fue en Primera gracias a un ponedor, muy listo, pero ponedor, llamado Marcos Eguizábal. Después de él llegó gente sin euros; a día de hoy hay un empresario que quiere perder dinero en un proyecto, porque en esto del fútbol no se gana dinero, sino que se pierde, y desde su llegada sólo ve obstáculos. Eso sí, su forma de gestionar la entidad no es la mejor. De hecho, como club es un desastre. Hablo de la UDL.
Hay quien asegura que en Logroño y La Rioja no hay capacidad para tener un once de Primera con jugadores riojanos. Lleva razón. Pero ni Logroño ni ninguna ciudad española o Comunidad Autónoma. Le invito a poner ejemplos. Eso no es egocentrismo riojano, es una realidad. Y dicen también que un referente no es importante para le llegada de jugadores a Primera. No sé si importante o no, pero fundamental sí. Cuanto existía el viejo Las Gaunas, a los chavales del Promesas se les dibujaba una sonrisa cuando se cambiaban en el vestuario de la izquierda y no en el de la derecha. El de la izquierda era el del primer equipo. O cuando hacían la pretemporada con el primer equipo; o cuando jugaban un amistoso; o cuando simplemente se ejercitaban un día con el primer equipo porque el técnico necesitaba jugadores para completar la sesión. Había ilusión por llegar al primer equipo. No sé si esa ilusión existe hoy en los niños que juegan en los campos riojanos. Muchos no saben ni que existió un glorioso Logroñés que nada tiene que ver con los dos que hoy visten sus colores.
Y hablando de jugadores. Citaré a unos cuantos que algo han tenido que ver con el referente de la capital. Seguro que me dejo algunos, pero son la prueba de que se puede llegar al primer equipo de tu pueblo. Armando, Jesús Dulce, Toño Jubera, Ricardo Moreno, Nacho Martín, José Ignacio, Roberto Matute, Óscar Herreros, David Díez, Toño Mur, Jordi Bretón, Jorge López Montaña, Enrique Romero, Pedro González, Raúl Llona, Juanjo, Eduardo Pérez, Iñaki Hurtado, Tito Subero… y otros que han salido de los campos riojanos caso de Miguel Martínez de Corta, Escalona, Dani Aranzubía, Sergio Rodríguez, los hermanos García León, Iñigo Rodríguez, Óscar Arpón, José Izquierdo, Rubén Pardo, Jesús Solana, José Mari, Santi Ezquerro, Víctor Morales… y un puñado enorme de futbolistas que han militado en Segunda División B o juegan a día de hoy en los equipos de las comunidades limítrofes. Para ser esta región el 0.68% de la población de España, no está mal, creo yo.
Hay quien asegura que actualizar Las Gaunas a las exigencias de la Liga de Fútbol Profesional costaría un dineral al contribuyente. No más que mantener a dos clubes en la capital con 400.000 euros públicos al año. Dinero que sirve para muy, muy poco. Por cierto, cuando se construyó Las Gaunas ya se hizo con todas las exigencias de la LFP, por lo que actualizarlo no costaría mucho. Ojalá hubiera que acometer las obras mínimas necesarias si es que fueran indispensables. ¿Dónde hay que firmar? Significaría que en Logroño hay fútbol de Segunda División, como mínimo.
Sigamos. Dicen en la red que ofertarían una unión entre UDL y SDL si equipos como Comillas, Berceo o Valvanera rompieran sus convenios con clubes de fuera de La Rioja. El Logroñés ya intentó acoger bajo su paraguas a los equipos de la capital, pero cuando prometes algo, lo cumples y en ese sentido el Logroñés fue un desastre. Y no hay que olvidar que tenía categorías inferiores y cada año procuraba tener las mejores plantillas cogiendo jugadores de éste y de aquel. José Ignacio pasó del Calasancio al Logroñés, por ejemplo. Es decir, para que unos clubes rompan un contrato deben tener una oferta al menos similar, porque el fútbol se mantiene con dinero. Esas entidades son empresas que cobran por ofrecer una actividad y los ponedores son los padres, entre otros. Parece que se olvida ese concepto.
Otra propuesta. Un único equipo, se llame como se llame, pero que conjugue el significado de club y de empresa, es decir, necesita ser un SAD (hasta el admirado Mirandés tendrá que dar el paso aunque pensanban que no) porque en Logroño hace falta un empresario (o grupo) que lo soporten económicamente. Sólo hay que revisar la historia. Con los abonos no se sostiene. Y unas subvenciones públicas que incluyan, la del Ayuntamiento, que un porcentaje de ese dinero se destine a firmar acuerdos con clubes de la capital. Y si se quiere sumar el Gobierno riojano para extenderlo por la Comunidad, mejor que mejor. Y si no, no hay dinero. Pero voy más allá, el actual reparto de dinero público no tiene sentido y habría que anularlo. Dinero e instalaciones. Antes, el escudo del Logroñés abría puertas y hacia amigos; ahora, te sonrojan cuando pregunta, ¿qué Logroñés es éste? ¿El histórico? Pues no, los dos carecen de historia, aunque algunos mientan para creérselo ellos mismos. ¿Y cómo es posible? ¿Dos equipos en Logroño? No lo entiendo. Son algunas de las frases más escuchadas. Vamos, que se ríen de nosotros. Bien es cierto que en esta ciudad cuesta echarse la mano al bolsillo y pagar. En eso, estoy de acuerdo con lo que leo. El Logroñés de mayor ilusión se quedó en los 10.000 abonados, pero en realidad, aficionados de verdad no eran ni la mitad. Y hoy, el fútbol de Logroño echa al espectador de Las Gaunas.
Y todo esto nos lleva a los niños. Muchos de los que juegan hoy, la mayoría, no llegarán al fútbol profesional, pero no deja de ser penoso que chavales como los que se han visto en el torneo Villegas, o en el Rioja Patriots, o en el del Polideportivo Juventud durante estos días jueguen sin la ilusión de defender en el futuro los colores del equipo de su pueblo. Y esa es la realidad a pesar de que muchos padres crean que tienen en casa al nuevo Messi, al nuevo Ronaldo, al nuevo Casillas… o que muchos intermediarios prefieran llevárselos fuera por una mera cuestión económica. Pero además, es que aquí, en La Rioja, no hay oferta. Antes para estudiar Derecho habría que emigrar. Pues con el fútbol pasa lo mismo, pero a día de hoy. ¿Por qué? Porque el fútbol es reo del egocentrismo de unos y otros. De los dos. Prefieron ser el tuerto en el país de los ciegos que todos veamos con los dos ojos. Y hasta que no se acabe esta situación y se piense en el fútbol global, no en el mío, en mi cortijo, pasarán años y años de jóvenes promesas que emigran en busca del sueño que se les niega, de raíz, en su tierra.
Seguro que me dejo algo, pero me lo recordarán.