“Ya hemos terminado. Es la mejor noticia. Un triste final, pero borrón y cuenta a nueva”.
No se puede ser más explícito. Raúl Llona ha pasado por un calvario. Apenas dos meses que valen por una temporada. Se aprende más en las situaciones duras que cuando el viento sopla a favor. Fue sincero en Sestao. “Las conclusiones ya están realizadas, sabemos lo que hay y por dónde hemos fallado, y nos debe servir de cara al futuro… Hemos hecho cosas mal… Sólo nos queda hacer examen de conciencia y llamar a la cosas por su nombre porque ha habido mucho errores”.
A la UD Logroñés le toca trabajar y mucho. Quizá hablar de refundar es duro, pero ideológicamete sí es necesario. Necesita un giro de 180 grados y contar con gente que quiera trabajar por el fútbol y por el club. No es sencillo trabajar en esta entidad y los que están dentro lo saben. Unos seguirán; otros no. La temporada ha sido nefasta en todos los sentidos. No se salva nada ni nadie y su coste social puede ser mucho mayor de lo que en las entrañas de la entidad creen. A la UDL le han salvado que otros clubes eran peores y que la temporada no ha durado dos partidos más. Deben sentir vergüenza. En los últimos doce partidos no se ha ganado ni uno.
Todo lo contrario a la SD Logroñés. Temporada ejemplar. Ha entendido mejor la categoría a pesar de debutar. Esta es una categoría en la que la testosterona ocupa un porcentaje muy elevado en el éxito o fracaso. Ha suplido sus carencias con ilusión y trabajo.
Porque ésta es una categoría de detalles. La suerte influye, pero hay que buscarla. No llama por sí sola a la calle. Detalles como la alineacion indebida de la UD Logroñés frente al Lleida. Lo que en el club riojano desconocía en cuanto a reglamentación lo sabía en el ilerdense. Sumó dos puntos más en los despachos que en el campo. Tres frente a uno por una decisión de Competición. Al final, se el Lleida se ha clasificado para la fase de ascenso por un punto de ventaja respecto al Barakaldo, que por muy enfadados que estuviera con la SD Logroñés, los únicos culpables de no clasificarse entre los cuatro primeros son ellos. Su obligación era ganar. Y la de la SD Logroñés, también. Comprar unos cientos de entradas y acudir con apoyo en las gradas no puede derivar en pensar que la victoria es segura y que el rival no juega. Aunque en Lérida también fueran algo reticentes con el comportamiento blanquirrojo. Silenció a vascos y catalanes.