Las redes no tienen horario. Sigue el debate sobre el fútbol en Logroño. UDL, SDL, #UnsoloLogroñés, CD Logroñés,… Es estéril, salvo que simplemente se quieran intercambiar impresiones, que tampoco está nada mal. Tenemos lo que tenemos. Y con esta carga debemos hacer el camino. Cada uno como quiera y según su pensamiento.
Agustín Abadía es el último en apearse de la dicotomía futbolística. El trabajo de Abadía ha sido simplemente espectacular, ya que las plantillas con las que ha contado en Segunda B eran muy justas para la categoría y aún así el rendimiento ha sido magnífico y por ello hay que felicitar a técnico y jugadores. Eso sí, también ha sido insuficiente.
En enero del 2011, Abadía se hizo cargo de la SD Logroñés. Logró el ascenso a Segunda B y lo mantuvo en su primera temporada. De lo escuchado y leído estos días me quedo con un par de frases suyas, aunque seguro que hay muchas más que se pueden destacar. Primera: “Si no cambia la idea del club, poco más se puede hacer”. Segunda: “Es un club en el que se hacen las cosas muy bien y cada paso que se da está muy pensado”. No le falta razón.
La segunda se conoce y se ha alabado, porque el trabajo de los regentes de la SDL tiene muchísimo mérito. Pero la clave está en la primera. ¿A qué aspira la SD Logroñés? Con su idea, a poco más que Segunda B. Si asciende a Segunda tendrá que convertirse en SAD. Y como dicen algunos de sus simpatizantes, cuando llegue, llegará. No les falta razón, tampoco. Su idea es respetable, pero impensable en el fútbol actual. No tiene cabida. Ni atomizando ni sin atomizar.
Me gusta su idea de club, pero soy más realista que romántico. Quizá sea por las vergüenzas que paseo el CD Logroñés como víctima de unos cuantos gestores. Y en esa idea, ésta es mi idea irrealizable. Imaginen que hay un club, el que sea, en Logroño que tiene 1.000 socios. La entidad fija el presupuesto en 1.000.000 euros. Cada socio aporta al inicio de la campaña sus 1.000 euros, en los que no se puede incluir o no el precio del carnet. Si se cumple el presupuesto, no hay déficit. Perfecto. Y si hay superarávit, se puede repartir dinero o acumular como reservas. El club es de todos y todos deciden en asamblea y todos deciden la composición de la junta directiva que debe gobernar el club.
Imaginen que la entidad acaba con superávit. Perfecto. Imaginen que acaba con 50.000 euros de déficit. Habrá que cubrir la pérdida. Cada uno de esos 1.000 socios aporta 50 euros más para acabar la temporada sin pérdidas. Y estamos a 30 de junio. Temporada salvada. Pero al día siguiente es 1 de julio, comienza una nueva temporada y hay que fijar un nuevo presupuesto. La nueva cifra se divide entre el número de socios y vuelta a empezar. Y así, año tras año.
Pregunta. ¿Cuántos de los aficionados del fútbol en Logroño estarían dispuestos a llevar a cabo esta fórmula en la que el club es de todos, todos deciden, todos opinan y todos son propietarios? No me atrevo a decir que nadie, porque quizá alguno sí que asumiría este reto. Eso sí, se podrían contar con los dedos de una mano siendo generosos. Los que ahora abogan por un club de todos han estado muchos años esperando a que Marcos Eguizábal pusiera dinero temporada tras temporada; y luego Hortelano, Berrocal, etc. Y ahora resulta que aquel Logroñés de la SAD de Eguizábal no es válida. Porque era una SAD unipersonal. Y hay otros a los que les convencía porque es muy cómodo ir a un espectáculo que paga otro (aunque abones tu carnet).