Nueva victoria de la UD Logroñés. Sufrida, como no podía ser menos, y por la mínima. Un cabezazo de Moisés García en los primeros minutos de la segunda mitad han dado los tres puntos al equipo de Carlos Pouso. Tres puntos que le permiten seguir al frente de la tabla, con un punto de renta sobre el Murcia, si bien el gran valor de esta jornada apunta dos datos más. Primero, la UD Logroñés rompió la barrera de los 3.000 espectadores, concretamente 3.012. Segundo, el triunfo y la derrota del Coruxo dejan a la UDL con una renta de siete puntos sobre el cuadro gallego, quinto clasificado, y nueve sobre el sexto, el Valladolid B. Una distancia más que interesante.

El Burgos confirmó que es un equipo rocoso tras el cambio de sistema de juego, con el que ha fortalecido su sistema defensivo, ya que el enganche entre zaga y media es en realidad el quinto central. Quinto defensa, que debió irse al vestuario en el primer tiempo, pero el colegiado entendió que el derribo de Beñat a Julio Rico no era merecedor de la segunda amarilla. Se asustó.

Los riojanos ofrecieron un juego más dominante y fluido en el primer periodo, con llegadas de Abaroa al áera, si bien fueron Moisés y Gago, a balón parado, los que generaron más peligro (sobre todo un remate del segundo) ante un adversario que vivió su mejor ocasión con un zigzagueo de Carralero que Miguel se encargó de abortar.

El gol, ya en el segundo tiempo, despejó el horizonte. Enésimo remate de Titi y remate de Moisés. Ese tanto rompió el partido. El Burgos alteró su orden y su formación, ganó presencia ofensiva y la UD Logroñés dio un paso atrás que se tradujo en muchos problemas. De hecho, el cuadro castellano pudo empatar el partido. De Vicente tuvo la ocasión más clara, pero Miguel, perfecto toda la tarde, despejó el balón a saque de esquina.

A la UD Logroñés le costó más aguantar el esférico. Goñi pudo sentenciar al contragolpe, pero Aurreko sacó una mano junto a la cepa del poste y despejó el cuero. Luego llegaba un duro disparo de Alegre. Seguían sufriendo los locales, que no eran capaces de atravesar la medular. Buscaban el balón largo a la espalda de los laterales para que Titi y Alegre corrieran, pero no conectaron ninguna vez. A falta de ataque, los riojanos se defendieron con orden y coraje, virtudes que en esta categoría son fundamentales porque te pueden llevar a no encajar goles y, así, al triunfo.

Victoria sufrida, aunque con una enorme transmisión a unos aficionados mucho más metidos en el partido. Hacía mucho tiempo que no se vivía un ambiente como el de esta tarde. Ánimos, presión (al árbitro incluido) en vísperas del viaje al León. Y alegría, mucha alegría.

Fuente: futbolme.com