En el verano del año 2000 desapareció el Club Deportivo Logroñés y con él las mejores categorías inferiores del fútbol riojano. Catorce años después, el deporte rey sigue inmerso en su proceso de reconstucción en la capital riojana. Catorce años después hay nuevas y mejores instalaciones, con Pradoviejo como espejo en el que mirarse; catorce años después han nacido nuevos clubes y se ha profesionalizado su funcionamiento con más recursos humanos, económicos y materiales; catorce años después los más pequeños siguen jugando a fútbol, pagando por ello, con la ilusión de llegar algún día a emular a los que hoy son sus ídolos. El funcionamiento de los centros de tecnificación de Real y Athletic y de la academia Tiki Taka (con más de 200 niños) revelan que hay muchos jóvenes que aspiran a ser futbolistas fuera de una tierra en la que no hay un «club de ensueño». «La Rioja siempre ha sido una tierra exportadora de futbolistas», dice el técnico Javier Valgañón. Una definición perfecta.
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